La actual calle Montcada no es únicamente Historia, lo es de una notable calidad y también historia de un largo descuido.
Hace ocho siglos, que el caballero Guillem de Montcada, compró estos terrenos para construirse su palacio,le decían que quedaría muy apartado, y él contestó que por poco tiempo , la ciudad se estira hacia el mar, y construiré casas para alquilarlas.
Al cabo de unos años en los alrededores del palacio, construirían casas de todo tipo, se abrieron calles y callejones y el conjunto de casas se le llamó Vilanova de Mar.La vía principal del barrio se le llamó Montcada.En estos ochocientos años largos y accidentados, desapareció la iglesia de Santa María, pero la calle Montcada, subsistió y conserva su nombre, y acredita el linaje más acreditado y constante a través de las muchas transformaciones y por eso es una calle única.
En el nº 1, hay un edificio que fue de la familia Puigxuriguer, hay una placa perdida en la penumbra como curioso recuerdo histórico.En el año 1762, en la procesión del Corpus Chisti, un gran temporal a las 9 de la noche, obliga a protegerse en la casa del comerciante Josep Puigxuriguer, allá estuvieron dos horas y el comerciante encargó una lápida en memoria del hecho.
In Tantae Felicitatis Memoriam.
La calle Montcada va desde la placita de Marcús , calle de Calders, hasta la placita de Montcada, en el Paseo de Born.
Hace más de cien años, los regidores y arquitectos municipales de entonces, querían destruir todas las casas de la calle Montcada para ganar 43 centímetros de ancho, dos palmos ...!!!
Agradezco a quien fuese, que no lo llevó a cabo tamaña barbaridad. Son demoliciones irreparables de calles de la antigua Barcelona, mutilaciones que no resuelven nada...!!!
Bastantes palacios góticos o decimonónicos de Barcelona, fueron sacrificados para que pasasen los carros más fácilmente, y eso que muy pronto dejaron de pasar...
En esta placita, fundó un Hospital, del cual se conserva, muy modificada solo la Capilla dedicada a la Mare de Deu de la Guía, patrona de los correos "TROTERS"; había un parador oficial de la Cofradía dels troters, y debajo del porche se ponía un sacerdote para bendecir a los correos que salían de viaje. El sitio era estratégico, porque era un centro de caminos muy concurridos y con mucho trajín de ir y venir.