La batalla de Guam

Por Joaquintoledo

Una primera y rápida victoria contra un enemigo desprevenido y débil

El 7 de diciembre de 1941, Japón entró oficialmente en la guerra aniquilando a casi el 90% de la flota del Pacífico anclada en Pearl Harbor. A esto siguieron rápidas maniobras en otras partes de este frente, que cayeron casi sin resistencia en manos niponas. Algunas por supuesto fueron posesiones de Estados Unidos.

En efecto, el 8 de diciembre, tan solo un día después, los japoneses invaden la isla de Guam, ubicada dentro del conjunto de las islas Marianas. La misma había sido arrebatada a España luego de la guerra hispano-estadounidense de 1898. Tras el ataque japonés sorpresa, la guarnición que allí estaba no presentó mucha resistencia, después de todo eran uno cuantos cientos de soldados contra casi 6 mil japoneses. Los americanos se rindieron y hundieron su navío el USS Penguin para que no cayera en manos de los invasores luego de casi tres días de combates. Los nipones causaron 19 muertes y unos 42 heridos, el resto de 547 soldados americanos fueron hechos prisioneros, existiendo además algunas bajas entre los civiles.

Los nipones en cambio perdieron 1 soldado y seis heridos, así como un avión abatido. Capturaron algunas embarcaciones pequeñas y se hicieron con la estratégica posición. De allí en más los japoneses saborearon la victoria los siguientes seis meses, hasta que llegó Midway y empezaron los reveses. Era 1942, aún faltaba mucho para que Guam sea liberada del yugo nipón, pero era el principio de la contraofensiva estadounidense en el pacífico.

¿Por qué regresar a Guam?
Tras haber sido una posesión americana poco más de cuarenta años, era obvio que los estadounidenses se sentían moralmente obligados a retomarla. Con su ofensiva sobre las Marianas y las Filipinas, los yanquis fueron recuperando el terreno, no sin sangrientos combates claro. Así como Saipán y Tinían, tomar Guam representaría un rudo golpe a la moral nipona. No convenía dejarlos meramente aislados, además, como en las dos islas ya mencionadas, Guam podría ser un punto clave que serviría como aeródromo en tierra para desplegar todo el potencial aéreo aliado. Por ende, se fue pensando en una reconquista de la isla, hasta que la fecha quedó establecida el 18 de junio en primer término, pero las distintas operaciones en todos los frentes fue dejando a los americanos sin medios ni reservas lo que generó un retraso. Las tropas que se habían preparado para la invasión, o al menos parte de ellas, quedaron a la expectativa de la orden. Para compensar esto, Guam recibió, probablemente el bombardeo naval  más intenso y prolongado de toda la guerra. Los americanos no perdieron el tiempo y fueron estudiando el terreno. Al final determinaron que sólo unos 25 kilómetros de la costa servirían para un desembarco anfibio.

El comandante japonés al mando de la defensa se había percatado de ello, se trataba de Takeshi Takashima, quién había desplegado en dicho lugar, ocho de sus once batallones de infantería del Ejército, acompañados de piezas de artillería y carros de combate, toda las unidades de infantería de la marina, batería costera, etc. En pocas palabras apostó todo lo necesario para la batalla.

En cuanto a los tres batallones restantes del ejército en un inicio fueron desplegados por toda la isla, pero luego cuando los americanos desplegaron toda su artillería naval, se les ubicó como refuerzos, por ende todo el grueso de los casi 20 mil soldados nipones estaban en dicha zona. Pronto se puso una nueva fecha para el desembarco, se trataba del 21 de julio, lo cual sólo hizo que los bombardeos se intensifiquen a pleno. En el mar ya se divisaba una gran acumulación de barcos de transporte que debía llevar a los yanquis a la isla. El 19 de julio acorazados yanquis revientan Guam con sus cañones, directamente a las playas de Agat y de Punta Asan. Esto le indicó a los nipones el lugar donde sería el desembarco.

El inicio de la batalla
A las 7:40 del 21 de julio los americanos empiezan a ascender a sus tractores anfibios y lanchas, pues el desembarco estaba planeado para dentro de 50 minutos después. Mientras tanto los buques de guerra y los aviones no daban tregua a los japoneses. A las 8:29 ponían pie en tierra firme los primeros americanos en la playa de Asan. Esta vez no hubo desembarco tranquilo, los nipones respondieron con artillería y ráfagas de metrallas cayeron sobre los yanquis que por momentos los dejó totalmente paralizados. Sin embargo,  consiguieron penetrar en las playas de Punta Asan a cambio de 105 muertos, 536 heridos y 56 desaparecidos. Los americanos no cesaron de llegar, a costa de la perdida de varios transportes. Para las nueve de la mañana había ya varios tanques por las playas. Por la noche, con dos kilómetros de profundidad en la isla tomados por los americanos en Agat y que había costado 24 tractores y 350 soldados, los nipones arremetieron pero no consiguieron dar ningún ataque a la altura de aniquilar a los americanos o expulsarlos.

La artillería nipona hizo daño a los americanos y los acosó constantemente. En ambas playas hubo hasta tres ataques japoneses nocturnos pero no consiguieron lograr nada. En Agat quizá se produjeron los combates más difíciles, con ataques banzai, es decir suicidas, de los nipones quienes se arriesgaban con granadas en mano y bayonetas pata batirse cuerpo a cuerpo. Al amanecer había unos 390 japoneses muertos. En este punto, la 1 Brigada de Marines al mando del general Shepherd, estaba algo fatigada pero presionaron al enemigo al día siguiente, gracias a ese ánimo se conquistó el monte Alifan y se cuidaron los flancos.  A continuación el avance isla adentro fue extenuante y los combates se producían en cualquier parte, con nipones dispuestos a la lucha suicida. Decidieron marchar hacia el norte dejando la parte sur de la isla para después, de este modo se unirían a los que desembarcaron en Punta Asan. En los días sucesivos los americanos se internaron en el norte de la isla tomando las posiciones altas donde los nipones podían ubicar su artillería, de más está decir que les costó muchísimo trabajo quitarlos uno por uno. Taakashina espero tranquilo y decidió emprender la arremetida entre el 25 al 26 de julio confiando la operación a siete de sus mejores batallones.

Uno atacaría a las fuerzas de Punta Asan con el fin de hacerse con un reducto allí y el otro a la retaguardia enemiga. Al amanecer los japoneses exclamaban: “¡Americanos!, ¡despertad y morid!”, mientras se lanzaban en oleadas de gran cantidad de hombres, en muchos puntos los yanquis fueron sobrepasados. Por poco y los nipones logran tomar la cabeza de playa, los americanos se vieron obligados a desplegar todos sus refuerzos. Lamentablemente los nipones no coordinaron bien el ataque y diversos grupos quedaron aislados, fueron aniquilados y el ataque quedó desbaratado. Al mediodía los americanos ya los habían rastrillado a todos. Murieron 3500 soldados nipones, los americanos tuvieron 166 muertos, 645 heridos y 34 desaparecidos, la mayoría durante el primer ataque. Los japoneses y ya no pudieron volver arremeter de ese modo.

Más al sur, los nipones habían quedado atrapados entre ambas fuerzas de desembarco. Por lo cual se entregaron al alcohol para infundirse valor, y en un pintoresco y trágico episodio, los nipones, totalmente ebrios, pertenecientes al batallón de Asaichi Tamai, se lanzaron al ataque portando desde pistolas y bayonetas, hasta palos de baseball y otros instrumentos. Fueron casi todos aniquilados, los sobrevivientes retrocedieron para reanudar el ataque al otro día. Los americanos tomaron la pequeña península de Orote desde donde operaron un aeródromo. En los días sucesivos los americanos se hicieron imparables al conquistar el monte Tenjo y la altiplanicie de Tonte y se aseguraron el control de los montes Chachao y Aluton, todos luego de violentos y encarnizados combates. En el monte Barrigada, los japoneses apostaron todas sus reservas de artillería y carros de combate.

Pero aquí también fue vencida la resistencia al igual que en el monte Santa Rosa. Luego de intensos batallas cuerpo a cuerpo, algunos incidentes, la jungla densa, las enfermedades y el agotamiento; los americanos alcanzan las costas norteñas de la isla. El 10 de agosto se anunciaba el fin de toda resistencia nipona, finalizando toda la campaña de las Marianas. Los japoneses tuvieron más de 19500 pérdidas, de ellos solo 1250 prisioneros, el resto murió (la mayoría en ataques banzai o por el suicidio). En los americanos se contaron 1744 muertos y 5970 heridos. Pero ahí no acaba la historia, pues si bien se tomó la isla como base aérea y Japón se rindió en agosto de 1945, los últimos nipones, en realidad dos sobrevivientes se rindieron en 1960, probablemente uno de las resistencias más prolongadas en la historia, y que hablaba por el fervoroso e incomparable fanatismo en el cual se veían inmersos los nipones de aquella época.

Escrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.