La operación, denominada Frühlingserwachen (“Despertar de primavera”), cuyo objetivo era lanzar una ofensiva en Hungría para proteger a Austria y a las regiones meridionales de Alemania, además de apoderarse de las reservas de combustible y los campos petrolíferos que habían caído en manos de los soviéticos. Para este cometido, los alemanes contaban con numerosas fuerzas blindadas de refresco del VI Ejercito Panzer SS, el I Cuerpo de Ejercito SS, el VI Ejercito y el II Cuerpo de Ejercito Panzer, además del III Ejercito y el VIII Ejercito de caballería húngaro.
El plan de Hitler exigía que el 6º Ejército Panzer atacara entre los lagos Gárdony y Balatón, pasando por la localidad de Székesfehérvár, con ello se detendría el avance el 3º Frente Ucraniano del general soviético Tolbujin y luego éste frente sería dividido en dos y destruido, inmediatamente las fuerzas alemanas alcanzarían el río Danubio, girarían hacia el norte para enfrentarse al 2º Frente Ucraniano del general Rodión Malinovsky, que acababa de capturar Budapest el 15 de febrero, y recuperaría la capital húngara para el III Reich. Una vez eliminados los dos Frentes Soviéticos, el 6º Ejército Panzer establecería como corolario final una cabeza de puente al este del río Danubio y se dirigiría a Berlín a ayudar a la expulsión de Zhukov, que estaba a menos de 60 kilómetros de la ciudad.
En las primeras horas de la ofensiva, el Grupo de Ejercitos del General Löhr apoyó el ataque asaltando las posiciones del I Ejercito búlgaro y las del III Ejercito yugoslavo de Donji Miholjac, cerca de Valpovo. Mientras en el sector central, solo el I Cuerpo de Ejercito Panzer SS se hallaba dispuesto para emprender el avance al oeste del Canal Sárviz. El II Cuerpo, sin embargo, se vio obligado a aplazar por dos veces su ataque hasta la mañana siguiente.
El 6 de marzo los alemanes iniciaron su avance con escasas reservas de combustible y por un terreno inundado por las lluvias, lo que hizo difícil su avance inicial, aunque finalmente lograron una buena actuación ante las tropas soviéticas de vanguardia, penetrando en las líneas soviéticas al suroeste de Székesfehérvár. Pese al inicial éxito en el avance alemán, éste fue rápidamente detenido por los soviéticos apenas al segundo día; no obstante que el panorama del combate lucía poco prometedor para la Wehrmacht, Hitler ordenó personalmente al general Sepp Dietrich proseguir la ofensiva que ya se había atascado sin remedio. La excelente disposición de los cañones pesados rusos empezó entonces a diezmar a los tanques alemanes, así como a enterrar en el cieno a cientos de soldados del Reich; Tolbujin determinó entonces aprovechar la lentitud del avance germano para lanzar toda la superioridad numérica del 3° Frente Ucraniano en feroces contraataques frontales que, si bien causaban numerosísimas bajas entre los soldados soviéticos, desgastaban mucho a las fuerzas alemanas que ya estaban en seria inferioridad de hombres y material.
De esta manera el avance fue detenido y lo más cerca que los tanques alemanes estuvieron del Danubio fue 32 kilómetros de distancia, en un saliente al extremo sur de sus posiciones iniciales, y que fue prontamente reducido por los soviéticos al atardecer del 7 de marzo. Desesperado, el 8 de marzo el alto mando alemán ordenó enviar las reservas del Grupo de Ejércitos Sur al frente, lo cual no produjo ningún cambio en el resultado de la batalla, signada por intentos vanos de los alemanes por avanzar y severos contraataques de la infantería soviética que obligaban a los alemanes a retroceder de modo lento pero indetenible. Tras una feroz sangría, el 15 de marzo recién el OKH ordenó al 6° Ejército Panzer detener la ofensiva y pasar a la defensa, para aquel entonces los alemanes habían sufrido miles de bajas, incluyendo numerosos veteranos de las Waffen SS, y habían perdido unos 300 cañones y morteros, y más de 500 tanques.
Aún así la lucha defensiva constituyó otro desastre para los alemanes, que el 23 de marzo fueron atacados en sus posiciones originales por las tropas de Tolbujin, reforzadas ahora con divisiones del 2° Frente Ucraniano que hacían más desesperada la situación del 6° Ejército Panzer; la lucha aparecía completamente decidida a favor del Ejército Rojo y los germanos debieron retroceder rápidamente hasta el día 26 de marzo en dirección a Austria a fin de proteger Viena, dejando en poder de los soviéticos casi el 90% del territorio húngaro.
Cuando Adolf Hitler se enteró del fracaso de la ofensiva, ordenó que los hombres de la LSSAH se quitaran las bocamangas de sus guerreras con el emblema «Adolf Hitler», ya que él consideraba que la división que llevaba su propio nombre no había luchado con todas sus fuerzas durante la ofensiva. Cuando el general Sepp Dietrich se enteró de esto, ordenó a sus subordinados desacatar la orden, asegurando que Hitler "debió de haber sido mal informado o engañado", al considerarse una humillación recibir semejante mensaje después de las serias pérdidas sufridas tras el combate.
Debido a la gran estima que Hitler sentía por Dietrich, éste pudo darse el lujo de hacer esto sin arriesgarse a ser destituido o encarcelado, como hubiera sucedido con otros jefes de la Wehrmacht; Heinrich Himmler comentó inclusive: «Si el Führer quiere despojar de sus brazaletes a las SS tendrá que írselas a quitar a los cadáveres que se encuentran en el campo de batalla», expresando las pérdidas sufridas por las tropas germanas, empeñadas en una ofensiva imposible de ganar.
Fuentes:
Enciclopedia ABC Segunda Guerra Mundial
http://es.wikipedia.org/wiki/Ofensiva_del_Lago_Balat%C3%B3n