La Beata Hortolana, santa y madre de santas

Publicado el 17 noviembre 2014 por Santos1

Beata Hortolana de Asís

Pregunta: Paz y Bien! Si es posible, me gustaria saber la vida de Ortolana, la madre de Santa Clara de Asis, se que entro con las Damas Pobres, pero no se la fecha de su muerte, ni si es considerada Beata. En la biografia que tengo de Santa Clara se la menciona poco. Le agradezco mucho su ayuda y que Dios lo siga bendiciendo. Argentina.
Respuesta: Paz y Bien! Sobre Hortolana, que beata es, piadosamente considerando, pues no ha sido beatificada ni canonizada nunca, constan datos fiables e históricos y piadosas leyendas que, aunque pertenecen a la vida de Santa Clara, la incluyen como protagonista. Para responderte, primero tengo que agradecer a un amigo, el profesor Germán Yactayo, terciario franciscano, que me ha facilitado la mayor parte de los datos y referencias. Hecho esto, vamos al tema:
Beata Hortolana de Asís, madre, religiosa. 29 de marzo y 18 de agosto.
Primero lo que todos sabemos, y es que es la madre de la Gran Santa Clara de Asís (11 de agosto; 23 de septiembre, la Invención; y 3 de octubre, la Traslación), Santa Inés de Asís (18 de agosto y 16 de noviembre) y de la Beata Beatriz (3 de marzo), esta última, considerada beata por tradición.

Las primeras noticias escritas sobre Hortolana están en los procesos de canonización de Santa Clara. En ellos declaró Sor Pacífica Guelfuccio, amiga pariente y de Hortolana. Y dice:
TESTIMONIO DE SOR PACIFICA, primera testigo. 
4. "También dijo que la dicha madonna Clara había nacido de noble familia, de padre y madre honrados, y que su padre fue caballero y se llamó messer Favarone; la testigo no lo vio. Pero sí conoció a la madre, llamada madonna Hortulana; la cual madonna Hortulana viajó allende el mar por piedad y devoción. Y la testigo, igualmente por razones de piedad, viajó a ultramar con ella; y también viajaron juntas al Santo Ángel [San Miguel del Monte Gárgano] y a Roma. Y dijo que ella visitaba gustosamente a los pobres. Preguntada cómo sabía estas cosas, contestó: Porque era su vecina y había vivido con ella, como se ha dicho arriba.

5. También dijo que madonna Hortulana entró después en la misma Orden que su santa hija la bienaventurada Clara, y vivió en ella con las otras hermanas en mucha humildad; y en ella, adornada de religiosas y santas obras, pasó de esta vida."

Estas peregrinaciones devotas, tan frecuentes en el medievo, solían abracar santuarios romanos (luego de San Francisco, Asís sería una estación casi obligatoria), como punto de escala a la más anhelada peregrinación: Tierra Santa, que se solía comenzar desde Egipto, Alejandría, la Tebaida, el Monte Sinaí, etc. Una leyenda, que no aparece en los procesos dice que Hortolana, aún soltera, emprendió este viaje a Tierra Santa con un grupo de familiares y demás nobles. Mientras atravesaban el Sinaí, fueron atacados por una turba de beduinos. Hortolana invocó a Santa Catalina Mártir (25 de noviembre), patrona del Monte Sinaí y de Egipto, prometiéndole que si les libraba, pondría su nombre a su primera hija. Y así debía haber sido, pero... Al llegar a Jerusalén, estando orando, tuvo una visión en la cual veía salir de su vientre una rama con tres vástagos luminosos, teniendo el consuelo de Dios, que que significaba que tendría tres hijas que serían gloria del mundo. El origen de esta leyenda, que es más escueta en la realidad parte de aquí: 

TESTIMONIO DE SOR FELIPA DE MESSER GISLERIO, tercera testigo.
"Manifestó también la dicha testigo que madonna Clara había referido a las hermanas que, cuando su madre estaba encinta de ella, fue a la Iglesia y, estando ante la cruz, mientras oraba devotamente, rogando a Dios que la socorriese y ayudase en el peligro del parto, oyó una voz que le dijo: «Alumbrarás una luz que iluminará mucho al mundo»".

La Visión de la rama y los vástagos

Es la misma Santa Clara la que cuenta esta revelación de su madre, pero suscrita a ella sola, y que dará pie al rompimiento de la promesa a Santa Catalina, pues la niña se llamará Clara, como clara es la luz, y clara sería la criatura al nacer, el 13 de diciembre de 1193, lo cual también es de hacer notar; nace el día de Santa Lucía, "la luminosa". El nombre de Catalina lo reservaría Hortolana para la segunda niña, que sólo llevó un tiempo, pues el Padre San Francisco (4 de octubre; 17 de septiembre, los Estigmas; 12 de diciembre, la Invención; 24 de mayo, la Traslaión) se lo cambiaría a Inés, en alusión a Santa Inés (21 y 28 de enero), y su fortaleza ante los que le impedían consagrarse a Cristo.
De su vida de casada con Favarone y con tres hijas, pues podemos suponer sería la común a todas las damas ricas del momento: encargada de la casa, los sirvientes, la educación de las hijas, y alejada de negocios, guerras (aunque padeciéndolas, pues de 1200 a 1208 tuvo que exiliarse en Perusa con las hijas) y otros asuntos "de hombres". 
Así que, llegada Clara a la juventud, estando el loco de Francisco por los alrrededores de Asís predicando la conversión, la penitencia y la pobreza, nos situamos en el 28 de marzo de 1211, domingo de Ramos, en que Clara escapa de casa rumbo a San Damián, donde San Francisco la consagra a Cristo, desposándola con él. La reacción familiar ante esto, la conocemos: el tío se opone tan ferozmente que intenta arrancarla, literalmente, del altar, sin conseguirlo. ¿Y Hortolana? Pues no sabemos, pero sí que se puede pensar en su desconcierto y temor ante la vida sumamente pobre que ha elegido la hija. La visitaría, tal vez la atendería en sus enfermedades, que no fueron pocas

Santa Clara y su madre.
Ilustración.

Hasta un día en que, ya viuda, luego de un sermón en la catedral, ¡también un Domingo de Ramos!, que la conmueve profundamente, decide cambiar de vida. Hace testamento, deja todo a los pobres, regala sus joyas a los enfermos y menesterosos y se va a San Damián con sus hijas Catalina (Inés) y Beatriz. Allí la recibe Santa Clara, abrazándole y diciéndole: "Bendito el que viene en nombre del Señor". Sin sorpresa la recibe la hija, que siempre tenía la esperanza del reencuentro, de la vida familiar, ahora renovada en Cristo. La vida del monasterio, siendo hija de su hija, le costaría en un principio, como es normal, pero el amor y la obediencia (la perla de las virtudes monásticas) harían su obra. Una leyenda nos dice que, no queriendo ser una carga, Santa Clara le dice: "Escucha, madre, vas a hacer honor a tu nombre. Serás Hortolana en nombre y obras. Nuestra regla nos impide poseer tierras, pero teniendo una hortelana en el monasterio, justo es que cultivemos una parcela de terreno para las necesidades de las hermanas". Juego de palabras muy bonito, pero con pocos visos de cierto, habiendo monjas más jóvenes. Y, como es de imaginar, la cosecha fue un éxito, a pesar del granizo, sequías. Incluso los insectos devoraron todo en una noche, pero al otro día, las hortalizas estaban intactas, como si nada. Y más prodigios se narran:
TESTIMONIO DE SOR AMATA DE COROZANO, cuarta testigo.
 

"Milagros de Sor Hortulana

Declaró también que un niño de Perusa tenía en un ojo una nube que se lo cubría por completo. Y por eso fue llevado a santa Clara, la cual le tocó el ojo y luego le hizo la señal de la cruz. Y dijo en seguida: «Llevadlo a mi madre sor Hortulana (que estaba en el monasterio de San Damián), y que haga sobre él la señal de la cruz». Hecho esto, el niño quedó curado. Por lo que santa Clara decía que lo había curado su madre; y, por el contrario, la madre decía que lo había curado su hija madonna Clara; y, así, cada una atribuía esta gracia a la otra.
Preguntada sobre cuánto tiempo antes había visto al niño con aquella mancha, respondió que fue cuando lo llevaron al monasterio a la dicha madonna Clara; no lo había visto ni antes ni después de su curación, pues salió inmediatamente del monasterio. Y la testigo había estado siempre en el monasterio por todo el tiempo ya dicho."

Cuando murió Hortolana, no se sabe, pero sí que es cierto que fue antes de 1238. Fue enterrada en San Damián, como lo sería Clara y las demás monjas. En 1260, ante la amenaza de los sarracenos, las clarisas abandonan San Damián, para tomar posesión de la iglesia de San Jorge, dentro de Asís, y que se había convertido en la basílica de Santa Clara, canonizada en 1255, llevándose el cuerpo de Hortolana. En esta basílica, en la capilla de Santa Inés de Asís, se conservan los cuerpos de Hortolana, Inés, Beatriz y las primeras compañeras de Santa Clara.