La belleza del Castillo Himeji, Japón

Por Nosoloviajeros @nosoloviajeros

El Castillo de Himeji es uno de los más preciosos vestigios que el medievo japonés aún sigue regalándole al hombre actual, cuya contemplación evoca irremediablemente a bellas historias de nobles japoneses, de geishas y de honrosos samurais. Emplazado en la ciudad costera de Himeji, a unos 47 kilómetros al oeste de Kōbe, este castillo es una de las más antiguas construcciones del Japón medieval y probablemente la mejor conservada de todas las que se mantienen en pie.

Construido sobre los montes Himeyama y Sagiyama, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993, y es el castillo más visitado de Japón, por delante del Castillo Matsumoto y el Castillo Kunamoto; tríada llamada la de los "tres famosos castillos" del país nipón.

De palacio feudal a sede del Ejército Imperial:

Su construcción data del 1346, cuando el clan Akamatsu, que ostentaban el poder en Himeji, edificó el castillo en lo alto del monte más alto de la ciudad. A lo largo de su dilatadísima historia, el castillo Himeji pasó por numerosas manos, y durante la mayor parte del siglo XIX la portentosa edificación se mantuvo en estado de ruina. En 1874, durante la era Meiji, fue convertido en cuartel general del Ejército Imperial Japonés, siendo ocupado por el 10º Regimiento de Infantería. Asimismo, hacia 1896 se ubicó en el noroeste del castillo el 39º Regimiento de Infantería.

Fue probablemente la conversión del castillo en sede militar lo que lo preservó durante el siglo XX y lo salvó del deterioro. Y es que fue el propio Ejército Imperial el que se encargó de su reconstrucción y manutención.

En 1910 se abordó la reforma definitiva —bajoel título de “gran restauración de Meiji”—, y sólo dos años después el castillo obtuvo su forma definitiva, cuando fue abierto al público y cuando el 10º Regimiento se trasladó a Okayama. El 39º Regimiento, aún ubicado en su zona noroeste, se mantuvo en Himeji hasta el término de la Segunda Guerra Mundial.

Defensa y laberinto de fantasía:

El de Himeji es un perfecto ejemplo del típico castillo japonés, que aúna tanto un poderoso sistema defensivo con la más alta cota de belleza arquitectónica nipona. Es, en esencia, la defensa al servicio de la fantasía, de formas y estilos que han estado en el imaginario japonés durante siglos. Está formado por grandes muros de piedra, paredes encubiertas de cal y complejos elementos internos, de entre los que destacan la alta y prominente Torre Principal, que data del año 1601 y que corona el castillo.

Entre los elementos defensivos más importantes de la edificación debemos destacar el difícil y confuso laberinto que precede a la Torre Principal, formado por un complejo de puertas, muros y murallas cuyo objetivo era el de confundir a los invasores y poder atacarlas eficientemente una vez los atacantes se hubiesen desorientados. Como curiosidad, este complejo sistema laberíntico nunca fue puesto a prueba, pues el Castillo Himeji nunca fue atacado de esta manera, y nunca tuvo que sufrir un ataque que pusiese a prueba la integridad de la Torre Principal.

Mapa de Himeji datado en 1761, donde podemos observar el sistema de laberintos en torno al castillo