Frío de cuaresma para escuchar volver a escuchar en la Catedral, casi con los mismos protagonistas que el 30 de junio de 2014, una selección de esta maravillosa misa de Jenkins.
Colas desde las siete de la tarde y "lleno hasta el coro" con gente en los pasillos y de pié para la recuperación del concierto anual en homenaje al rey Alfonso II el Casto, patrocinado por el Ayuntamiento de Oviedo y la Fundación Valdés Salas con el patrocinio de Sabadell Herrero.
Como si el frío ayudase al recogimiento, deleitarse con esta música tan bella de inicio a final remueve entrañas y plantea la dicotomía entre guerra y paz como auténtica fuente de inspiración, el horror y el perdón, el dolor y la belleza, tema eterno sin solución que ha dado las mayores obras de arte de la historia del hombre.
Una de las páginas más agradecidas de las misas cantadas es el Sanctus, aquí otro tanto, ese paraíso terrenal que no aventura lo que vendrá a continuación, puede que tomando el nombre de Dios en vano como para las horriblemente llamadas "guerras santas", así enfocado en la partitura que desembocará en dos números corales terribles, una conmoción musical el Hymn Before Action con texto de Kipling, y Charge! con textos de Dryden y Swift. El coro protagonista pero la orquesta impecable, sonoridades aprovechando la acústica catedralicia, algo corta la cuerda por momentos e impactantes trompeta y percusión, sin olvidar un órgano con el genial Guillermo Martínez, batalla de emoción sonora con el "mariscal" Valdeón al mando, buen planificador y mejor ejecutor.
Éxito rotundo y bis del tema inicial, la vuelta de "El hombre armado" presente en los telediarios y periódicos cada día. Al menos la música siempre es el bálsamo del alma.