El príncipe bajó la mirada y su voz salió de su boca como si no fuera él mismo, le parecía escucharse muy lejos:
-Lo siento de veras, de nada sirve mentir. Estoy avergonzado. Me siento despreciable y no me parece justo el daño que te he podido hacer, pero no he podido evitarlo, es mi naturaleza, no puedo controlarla, me posee y me utiliza. Si fueras capaz de....
Ella le interrumpió de forma brusca:
-¿Sabes cuanto tiempo que hace que lo se todo?. Hace exactamente noventa y cinco días. Te preguntarás la razón de haber esperado al día de hoy para hablarte de ello.
-Supongo que no has podido aguantar más. Habrás perdido la paciencia - Respondió.
Bella le contestó y su rostro comenzó a iluminarse de forma inquietante:
-Mi paciencia se agotó hace ya mucho tiempo. Noventa y cinco días han sido los que he necesitado para encontrar a la hechicera que te transformó en bestia, y sólo diez minutos para convencerla de que me enseñara el conjuro.