Las bibliotecas históricas son un lugar para la ensoñación. La Casanatense fue abierta en 1701 como extensión del complejo dominico de Sopra Minerva con los fondos y el legado del cardenal Casanata.
La biblioteca dominica se encuentra curiosamente en la calle de San Ignacio y al lado del Colegio Romano. La sala antigua es accesible a determinadas horas para no perturbar el funcionamiento de las instalaciones pero es mostrada amablemente por el personal del centro.
El salón monumental es un gran corredor abovedado con estanterías de madera en dos niveles y con indicadores de las materias de estudio. El frontal hace referencia al valor del libro. La Casanatense era una de las privilegiadas para almacenar libros censurados.
Una esfera armilar decorativa preside y a sus lados dos grandes globos, uno celeste y otro terráqueo: La matemática como introducción al cosmos infinito.