Hola amigos, me van a permitir retomar el repaso de Marvel en el cine en mi columna de La Biblioteca de Genosha. La semana que viene se estrena Iron Man 3 (curioso me resulta que las secuelas de esta saga no tengan ningún subtítulo, sólo el numerito) y creo que es buen momento para ver lo que ha supuesto Marvel Studios para la división cinematográfica de la Casa de las Ideas.
En 2006 se anunció el desarrollo de la primera película de Iron Man, mucha gente se quedó perpleja en plan ¿no hay otros personajes? Vale, el vengador dorado mola mucho, pero desde luego nunca ha estado en el top de los más votados ni molones, ni de lejos.
Se anunció que el director sería Jon Favreau, vale ahora me enteraba que el tipo que hacía de Foggy en Daredevil era también director… pues muy bien. Vamos por mal camino. Sin embargo las cosas se empezaron a encauzar con el segundo anuncio: Robert Downey Jr. Como Tony Stark. Chapeau, un borracho para interpretar a otro. Downey Jr. Es un actorazo y por mucho que el diga que no, le debe su recuperado status a Marvel y Marvel a su vez también le debe mucho a él, bueno no tanto porque según parece ha cobrado 50 millonacos de dólares por los Vengadores.
Los primeros diseños de la armadura realizados por Adi Granov pintaban muy bien y jolín, Stan Wiston junto con ILM se encargarían de trasladar esos dibujos al cine y hacer los efectos especiales… la cosa mejoraba y entonces llegó el primer tráiler.
La Mark I a ritmo de Iron Man de Black Sabbath escapando en Afganistán y liándola parda y luego el Back in Black de AC/DC para la Mark II y escenas mucho más impactantes. Poco me importó que Jeff Bridges como Iron Monguer no acabase de convencerme.
Esta película creo además una nueva dimensión en forma de un universo cohesionado en el cine. Antes ya había existido un leve intento con la fox y sus franquicias de aliens y predators, pero nada como esto. Tras los títulos de crédito aparecía Nick Furia y menciona dos palabras mágicas: Iniciativa Vengador.
El resto es ya historia moderna del séptimo arte.