La biblioteca del Trinity College, en Dublín

Por Viajaelmundo @viajaelmundo

The Long Room guarda los 200 mil libros más antiguos de la biblioteca

Había soñado con la biblioteca del Trinity College. Quiero decir, cuando tenía 18 ó 19 años me quedé dormida y soñé con este lugar que no sabía que existía. Era de noche y yo deambulaba detrás de algunos escaparates con una linterna, buscando un libro de química. Me desperté al llegar a un balcón y ver el espacio amplio lleno de libros y escaleras. Años después cuando supe de este sitio, recordé con sorpresa mi sueño y sabía que en algún momento iría a verlo de verdad, con los ojos bien abiertos.

Dicen que un viaje a Dublín vale la pena solo por ver esta biblioteca. Está dentro del Trinity College, un conjunto de edificaciones que conforman la universidad más antigua de Irlanda, fundado por la reina Isabel I en el año 1592. Afuera de estas instalaciones, Dublín convulsiona en los semáforos, es un río de juventud atravesando sus calles a cualquier hora. Pero adentro, los jardines parecen abrirse y los estudiantes van de un lado a otro, al igual que los curiosos, moviéndose en un silencio ajeno. Huele a madera, a pasto fresco, a cuaderno emborronado.

La biblioteca es el único lugar del Trinity College en el que hay que pagar para poder entrar y eso tiene una explicación: es el edificio más antiguo que ha sobrevivido y es una de las bibliotecas más grandes del mundo; un santuario de la investigación que posee la mayor colección posible de manuscritos y libros impresos de Irlanda. Casi tres millones de libros están ordenados en ocho edificios y en The Long Room, el área de 65 metros a la que nos dejan entrar, contiene los 200 mil libros más antiguos.

El Trinity College, un día soleado

La historia cuenta que para el año 1850 los estantes de la sala principal (The Long Room) estaban completamente llenos y por tal motivo, diez años después, tuvieron que subir el techo para poder construir una bóveda. Para cuando sucedió eso ya los bustos de mármol que escoltan la sala tenían casi un siglo allí, pues la colección comenzó en 1743 cuando se le encargaron 14 esculturas a Peter Scheemakers. En medio de tantos libros, también se puede ver un arpa y es, sin mucho ornamento, la más antigua de Irlanda con fecha del siglo XV.

Antes de llegar al Long Room, el camino conduce por una exposición permanente: la del Libro de Kells, un texto en latín que se escribió hace más de 1000 años sobre cuatro evangelios y que se le atribuye a los monjes irlandeses de Iona, en Escocia, cerca del siglo IX. Para mantener seguro el libro, fue enviado al Trinity College de Dublín en 1659, y no se ha movido desde entonces. La exposición cuenta con detalle la historia y, aunque no se puede tomar fotografías, se puede ver de cerca el manuscrito.

Entonces, cuando desembocas en The Long Room, con tanta historia en la cabeza, no queda más que estremecerse ante la grandeza del lugar, el olor a libro viejo y cuidado, el orden impoluto de cada uno de esos textos. Quieres tocarlos, pero no puedes. Quieres verlos más de cerca, mucho más, pero los cordones de seguridad te lo impiden. Quiero colarme detrás de uno de esos escaparates con una linterna, pero no quiero soñarlo. Ya estuve ahí.

Huele a libros viejos y cuidados

PARÉNTESIS. La entrada a la biblioteca tiene un costo de 10 euros (septiembre 2014) y el ticket permite ver la exposición del Libro de Kells, el Long Room y las exhibiciones permanentes. Se dice que la biblioteca sirvió de inspiración para algunas escenas de Harry Potter y el Prisionero de Azkaban. Y, ya que van a estar por ahí, no dejen de curiosear en la tienda, tiene un montón de detallitos que contentan el corazón.

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