Estas son dos obras cercanas y distantes. Cercanas porque presentan la biblioteca pública en tanto que equipamiento democrático y social al público general y desde el punto de vista del no profesional bibliotecario. Distantes, porque mientras que Wiseman nos hace un retrato a partir de la premisa de la no intervención (aunque filmar ya es una intervención), Orlean ya desde el mismo inicio del libro se involucra personalmente y nos explica no solo qué han representado las bibliotecas para ella a nivel emocional, sino que nos hace partícipes del proceso de investigación periodística que ha resultado en la redacción del libro. En resumen, Wiseman desaparece y Orlean está en todo momento. Sería interesante que los alumnos de los dobles grados en Información y Comunicación hiciesen una comparación de estas dos formas de narrar una biblioteca.
La biblioteca en llamas describe el mayor incendio sufrido por una biblioteca pública en los EE. UU. El 29 de abril de 1986 la biblioteca pública central de Los Angeles sufrió un incendio de más de 7 horas, el cual provocó la pérdida de unos 400.000 libros quemados y 700.000 irremediablemente dañados por el humo o el agua. Esta escena de más de un millón de libros ardiendo tiene un componente apocalíptico que la autora vio y redimensionó cuando afirma que:
"The biggest library fire in America history had been upstaged by the Chernobyl nuclear meltdown. the books burned while most of us were waiting to see if we were about witness the end of the world."Destaca en especial el episodio descrito según el cual se hizo una cadena humana para trasladar los libros en un intento de salvarlos de las llamas. Se llenaron 55.000 cajas que se cargaron en palets y se trasladaron a un almacén. Allí se inició una inmensa operación para tratar de recuperar los libros damnificados. Nunca antes se había intentado hacer algo parecido.
¿Cuál es la razón del amor que la gente siente por los libros y, sobre todo, por las bibliotecas, aunque mucha de ella no lea? La misma Orlean tal vez nos da sin querer la respuesta:
"In times of trouble, libraries are sanctuaries. they become town squares and community centers -even blood-draw locations."Solo tenemos que recordar la actuación del personal de la biblioteca Sant Pau i Santa Creu el día 17 de agosto de 2017 para entender a qué se refiere. Sin embargo, Orlean no se queda aquí. Sigue la investigación policial a raíz del descubrimiento de que se trataba de un incendio provocado y describe el perfil psicológico del principal sospechoso, convirtiendo una parte del libro en un verdadero true crime. Además, explica el funcionamiento interno de una biblioteca; una información que ayudará a entender la labor del bibliotecario a todos aquellos que usan las bibliotecas pero que no han trabajado nunca en una. Aunque parezca evidente que para ofrecer un servicio de lectura pública de calidad cuando llegan los usuarios hace falta todo un trabajo constante para que todo esté a punto; a menudo, todo este trabajo desconocido y silencioso pasa desapercibido por sus destinatarios. Y ya se sabe que lo que no se ve...
Orlean repasa toda la historia de la biblioteca, des de la creación de su primera ubicación en Los Angeles en 1859 hasta la construcción del edificio en el que se ubica en la actualidad, pasando por los diferentes directores que ha tenido y por algunos miembros del personal especialmente peculiares. Y de la biblioteca de Los Angeles salta a las bibliotecas de los EE. UU. en general y nos informa de que Andrew Carnegie fue el impulsor de la construcción de cerca de 1.700 bibliotecas en 1.400 comunidades. A modo de curiosidad, en un inicio la profesión bibliotecaria era masculina pero al crearse muchas bibliotecas, se necesitaba personal, por lo que se decidió que las mujeres podían trabajar en ellas porque así se les podía pagar menos que a los hombres.
Tampoco se olvida de la pulsión del hombre por la quema de libros y la destrucción de bibliotecas y nos recuerda la frase de Heinrich Heine que afirma que
"donde se queman libros, también se quemarán personas."estableciendo una relación entre la quema pública de libros por los nazis y los hornos crematorios de los campos de exterminio. No obstante, cabe recordar que la quema de libros y bibliotecas no se reduce ni a este colectivo ni a este periodo histórico. La destrucción de los espacios de preservación del conocimiento es una constante en el tiempo, ya sea por la voluntad de que desaparezcan o por la desidia en su conservación.
A continuación podéis ver la conversación entre Susan Orlean y Bel Olid en el Festival Kosmopolis: