Me gustaría compartir este artículo que valora la bicicleta no sólo como transporte sostenible y los argumentos habituales sino también como motor económico, en la región Cataluña (España). Me parece muy interesante este enfoque ya que son este tipo de argumentos economicistas los que, para bien o para mal, tienen más peso en las decisiones políticas.
La bicicleta, un motor económico en Cataluña Por Xavier Sabaté Rotés
Ya se sabe que el uso de la bicicleta supone una mejora notable en la salud de las personas (como demostró un reciente estudio del CREAL publicado en el British Medical Journal), en su calidad de vida, y también sobre el entorno de ciudades y pueblos. Hasta ahora, como apunta la consultora de movilidad Esther Anaya, los beneficios de la bicicleta han recaído principalmente en el capítulo de las externalidades (aquellos efectos que no son reflejados totalmente en los precios de mercado) y por eso la bicicleta no ha tenido un peso importante en la toma de decisiones. Ahora bien, en plena crisis, los beneficios económicos de la bicicleta empiezan a tomar protagonismo. Y es que la bici no sólo mueve personas. También mueve dinero.
A medida que aumenta el precio de la gasolina y del transporte público es más patente el ahorro económico que significa utilizar la bicicleta como medio de transporte privado. En Estados Unidos, donde el precio de la gasolina aún es más barato que en nuestro país, se calcula que dejar de utilizar el coche para usar la bicicleta puede significar un ahorro de entre 2.000 y 9.000 euros al año. Quizá por eso cada vez hay más personas que optan por la bicicleta, como puso de manifiesto el recientemente publicado Barómetro de la bicicleta 2011, y del que se desprende que ya hay más de 450.000 ciclistas diarios en Cataluña, una cifra similar al número de viajeros diarios de Cercanías Catalunya.
La bicicleta, reconocida por su eficiencia como medio de transporte terrestre, también es la principal aliada para nuevas (y no tan nuevas) empresas que basan su estrategia de negocio en el potencial que les ofrece el vehículo de dos ruedas. A falta de datos de Cataluña o del Estado español, un estudio de la London School of Economics publicado este verano estimó que la bicicleta generaba unos 3.500 millones de euros anuales para la economía del Reino Unido. La cifra tenía en cuenta factores como la fabricación y venta de bicicletas, pero también los puestos de trabajo vinculados de una manera u otra a las dos ruedas.
La bicicleta de carga revoluciona los negocios de transporte
Servicios de mensajería a pedales, restaurantes que llevan la comida a casa en bici … son algunos de los nuevos negocios que han ido apareciendo en ciudades y pueblos de nuestro país a medida que ha ido consolidando la bicicleta de carga como medio de transporte de mercancías.
Las empresas de mensajería que utilizan la bicicleta no son nuevas. Trébol, pionera en todo el Estado, empezó a repartir paquetes en bicicleta el año 1992, y algunas empresas, como Pedal, se han especializado en la bicicleta como el único medio de transporte que utilizan para el reparto en la ciudad . Las mejoras tecnológicas en las bicicletas de carga también han permitido la distribución urbana de mercancías más pesadas, como la que hace Vanapedal (véase la entrevista que le hicimos a Sostenible). El valor añadido de estas empresas no recae únicamente en que utilizan un transporte sostenible, sino que también compiten en calidad y rapidez del servicio.
Pero la bicicleta no sólo da sentido a negocios de mensajería. En algunos casos, la bicicleta es el instrumento que permite conectar cualquier tipo de servicio con sus clientes. Es el caso de Pachamama, una asociación sin ánimo de lucro de Barcelona que, desde 2008, ofrece un servicio de distribución de alimentos de producción ecológica en bicicleta. O el de Vegetales a Pedales, que hace llegar sus especialidades gastronómicas (vegetarianas y ecológicas) a sus clientes en bicicletas de carga.
Muchas veces, la bicicleta se utiliza para reforzar la cultura de la sostenibilidad que quieren transmitir algunas empresas. Pero no siempre es así: cada vez es más frecuente encontrar repartidores de pizza y comida rápida que utilizan la bici simplemente porque les sale a cuenta. No es extraño, pues, que la bicicleta esté recuperando su lugar en la flota de vehículos de muchas empresas e instituciones, como es el caso de Correos o la policía local.
Y esto sólo es el principio. El proyecto europeo Cyclelogistics estudiará como las bicicletas de carga contribuyen a reducir el consumo de energía para el transporte urbano de mercancías. Está previsto que finalice en abril de 2014 y aunque no hay ninguna ciudad catalana implicada, algunas empresas y asociaciones catalanas, como el BACC, siguen de cerca la iniciativa.
El potencial turístico de la bicicleta
La bicicleta es un vehículo simpático y atractivo, y por eso es una opción preferida por muchos turistas que desean explorar su destino a otro ritmo. Los bicitaxis de Trixi ya forman parte del paisaje urbano de Barcelona y muchas otras ciudades europeas. También florecen los negocios de alquiler, como Biciclot, una tienda de bicis fundada en 1986 que en 2005 cerró para centrarse exclusivamente en la oferta de actividades y servicios para la promoción del uso de la bicicleta en los ámbitos educativo, turístico y de ocio.
En el ámbito rural, destaca la iniciativa de la burricleta, un servicio de alquiler de bicicleta eléctrica que se ha consolidado en el Lluçanès, las Gavarres y el Pla de l’Estany como un modelo innovador de cicloturismo. De hecho, esta modalidad turística ya comienza a extenderse más allá de las vías verdes (rutas que aprovechan viejos trazados ferroviarios abandonados). Muchas ciudades y pueblos de Cataluña se benefician de la estancia de grupos de personas que deciden explorar el territorio con alforjas. Sólo en el Baix Empordà, una de las comarcas mejor preparadas, hay una red señalizada de 250 km aptos para practicar el cicloturismo.
La nueva industria de la bicicleta
La bicicleta está viviendo un boom en todas partes, y también está revitalizando un sector del tejido industrial de Cataluña, que a finales del siglo pasado parecía a punto de desaparecer. Este año hemos visto el renacimiento de Rabasa, decana de la fabricación de bicicletas durante todo el siglo XX, y que había cerrado el año 1996. O la creación de nuevas marcas, como Morabike, la primera bicicleta plegable elaborada en Cataluña. Otras empresas, que se habían especializado en bicicletas no urbanas, están encontrando nuevos mercados en la bicicleta de ciudad. Por ejemplo, Bicicletas Amat tiene una gran diversidad de modelos urbanos, y Monty ha desarrollado una línea propia de bicicleta eléctrica, un sector emergente y con un gran potencial de futuro.
El repunte de la fabricación de bicicletas encuentra su reflejo en la aparición de nuevos establecimientos dedicados a la bicicleta, y no se trata sólo de tiendas de venta y reparación. Ya hay tiendas, como Ramonas Barcelona, que se han especializado exclusivamente en los complementos para los ciclistas. Otros ejemplos de servicios especializados son los de Bicibox, bigloo o biceberg, aparcamientos seguros de bicicletas que han empezado a extenderse en muchas ciudades de Cataluña.
La repercusión económica de la bicicleta y las oportunidades que ofrece para generar riqueza crecen con fuerza, y la bicicleta está emergiendo como una máquina de recuperación económica en nuestro país. Habrá ponerse a rueda!
Fuente: Sostenible.cat (traducido del catalán)