Llevo unos días en los que no hago más que acordarme de la firma Oh! Soleil. No lo hago a propósito, es que no me queda más remedio.
El otro día en FIMI, cuando pasé por su stand para conocer la colección del próximo verano, me regalaron una camiseta preciosísima que podéis ver AQUÍ. Tiene un dibujo de una bicicleta ideal, tan ideal que he pensando que me voy a comprar una bici y así tener la excusa perfecta para ponérmela.
Pero, como de momento no tengo el velocípedo y sí muchas ganas de estrenar la camiseta, el otro día decidí ponérmela y salir a dar una vuelta montada en la bici de mi hija que deber ser dos o tres tallas menor que la que yo necesito. Mi única compañía fue la del señor que vive en mi casa que, no entiendo porqué, todavía se está riendo.
Aunque a punto estuve de hacerlo en un par de ocasiones -quizás alguna más-, no me caí ni nada pero tengo que confesar que a los 5 minutos -minuto arriba, minuto abajo- de salir de casa me entraron unas ganas locas de regresar. Mi orgullo -amor propio, vergüenza torera, dignidad o como queráis llamarlo- me lo impidió y, a pesar de que llevaba más de 20 años sin subirme a un vehículo de dos ruedas, conseguí recorrer varios kilómetros en algo más de una hora.
Mi orgullo terminó por las nubes pero todo lo demás acabó por los suelos. Y así sigue pues las agujetas y el dolor de espalda -esto deber ser consecuencia del tamaño de la bici de la “teen”- no me dejan enderezar mi achacoso cuerpo.
Voy mejorando y quizás, solo digo quizás, algún día vuelva a subirme a una bicicleta. De momento, y he aquí una sabia decisión, he decidido que la camiseta también es perfecta para jugar al pádel.
Y si lo que querían Mercedes y Miguel, propietarios de la firma, es que me acordara de ellos, lo han conseguido. Aquí os dejo algunas de las fotos que acompañaban a mi nueva camiseta favorita. Como, además de para peques, Oh! Soleil tiene colección para niñas mayorcitas, yo ya he apuntado alguna cosa en la lista de la compra del año que viene.
OH! SOLEIL
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