La bicicleta roja

Publicado el 19 diciembre 2009 por Ixowa @ixowa

“Para los habitantes de una pequeña aldea aislada en mitad del campo de Corea, el único nexo con el mundo exterior es el cartero que con su bicicleta se dedica a llevar las misivas de un lado a otro. La Bicicleta Roja es una conmovedora historia sobre las relaciones humanas en una Corea que permanece anclada en el pasado.”

Kim Dong Hwa es un autor coreano nacido en 1950 y considerado uno de los mejores autores de manhwa su país. Autor de obras como Una historia amarilla o Historias color tierra, dirigidas a un público adulto con gusto por las historias costumbristas y la vida tradicional coreana.

La bicicleta roja ha sido editada en España por Planeta de Agostini en una edición de lujo en 4 tomos con tapa dura y en color. Una edición muy cuidada que da gusto leer.

En cada tomo encontramos pequeñas historias que suceden en un pueblecito de Corea alrededor del cartero que recorre el lugar con su bicicleta roja. Son historias costumbristas y en ocasiones, muy emotivas, que nos sumergen en la vida cotidiana de un cartero coreano que reparte cartas como si repartiera amor entre todos los vecinos.

Las historias son muy cortas, apenas dos o tres páginas, y cuentan pequeñas anécdotas que le ocurren al cartero, como el nombre que tiene cada una de las casas a las que lleva las cartas, las direcciones no indican números sino descripciones de las viviendas (“la casa del tejado rojo”, “la casa donde descansan los pájaros”, “la casa soleada”, etc) y aún así nunca se equivoca al entregar las cartas.

Todas las historias desprenden un aroma de añoranza y nostalgia de las costumbres perdidas; el dibujo es muy sencillo pero lleno de detalles, sobre todo los paisajes, que aparecen llenos de colores muy vivos, representando a la naturaleza que rodea a la pequeña villa como si fuera un personaje más.

Para terminar, os dejo el texto que abre el segundo tomo, ya que creo que ayuda a entender muy bien la esencia de toda la obra:

Un día me llegó por sorpresa una postal de alguien completamente inesperado.

Venía en un sobre con un pétalo de flor.

La carta olía a viento perfumado, como si la brisa hubiera acariciado las hojas de los álamos.

Procedía de Yahwari, Imhamyeon.

Yahwari, Imhamyeon, convertido en el escenario de La Bicicleta Roja, es un lugar ilocalizable en el mapa.

Gente con aroma a hierba.

Ancianos con unas arrugas más profundas que los surcos que el arado abre en la tierra.

Gente con miradas tan penetrantes como el color de las flores silvestres.

Gente que por las noches chismorrea acurrucada alrededor del fuego.

Un pueblo plasmado en un lienzo que recoge miles de historias de gente corriente, como un mantel cosido a partir de incontables retales.

Un pueblo en el que todavía pueden oírse los silbidos del cartero que reparte las cartas en su bicicleta roja.