Revista Ciencia

La biotecnología patria, más internacional que nunca en Biospain 2010

Por F.guiral - S.pérez

Cuando una se adentra en un macro-congreso como Biospain 2010, cita biotec de referencia no sólo en España sino en toda Europa, quisiera que el tiempo se estirase como el chicle o poder reproducirse en formato esporas para no perderse ningún detalle de esta fascinante torre de Babel.

Aún recuerdo cuando asistí a aquella primera edición, celebrada en 2003 en la Universidad Autónoma de Madrid. El proyecto prometía, pero no dejaba de ser una declaración de intenciones. Hoy, Biospain se ha hecho mayor, consolidándose como una de las citas más importantes del panorama biotecnológico internacional. Es precisamente su carácter cosmopolita  como ha  comentado el presidente de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), José María Fernández Sousa, con 140 participantes representando a 34 países su principal seña de identidad a día de hoy.

 

La biotecnología patria, más internacional que nunca en Biospain 2010
  

Pero vayamos por partes. Lo primero que Sara y yo encontramos al llegar al enorme patio del Palacio de Congresos de Pamplona (Baluarte) fue Tu Casa Biotech un proyecto desarrollado por Asebio que pretende dar a conocer a los ciudadanos de a pie las aplicaciones de la biotecnología en la vida cotidiana. Además de curiosear por ella, los visitantes tuvieron la oportunidad de realizar talleres de detección de ADN guiados por los compañeros de Vita Aidelos. Esta empresa vasca ha sido pionera en desarrollar proyectos de divulgación de biotecnología, especialmente dirigidos a estudiantes, y ya prepara su desembarco internacional en breve.

 Al traspasar las puertas de entrada, la vista se nos fue cual pájaro ante la altura de los techos de este singular edificio, un cubo de cubos, que escondía más de un laberinto, como podríamos comprobar después. Saludamos a Alicia Díaz, redactora jefe de la revista Alimentaria, que con su avezado olfato no quería perderse las últimas novedades biotecnológicas relacionadas con la industria alimentaria.

Después, paseo por los stands recopilando información diversa de los grandes buques insignia del sector. Entre ellos Pharmarmar, Oryzon, Genetrix, Biópolis, Advancell y Noscira, entre otros… Se palpan vibraciones positivas en el ambiente. Cierto optimismo. Moderado, pero optimismo. Mucha animación.

Decidimos dividir nuestras fuerzas entre dos charlas de máximo interés. Sara se marcha a unas conferencias sobre aplicaciones biotecnológicas en el sector agroalimentario, con Daniel Ramón como máximo protagonista. Yo decido ahondar en el carácter internacional de la muestra y me marcho a una mesa redonda sobre América Latina. Para mi sorpresa me encuentro con un auténtico “peso pesado” del microcosmos Biotec, Albert Sasson, ex subdirector general de la Unesco y uno de los adalides del desarrollo de la Biotecnología en el mundo. Explica su presencia aquí su vinculación con Bioeurolatina, la Asociación para la promoción de la biotecnología en Lationamérica y que es presentada a los asistentes. Una lástima que esta interesante conferencia no despierte mayor interés. Demasiados frentes abiertos en un congreso multidisciplinar como éste.

La biotecnología patria, más internacional que nunca en Biospain 2010

El carácter internacional del Congreso queda aún más patente en la  cena de gala ofrecida el jueves por la noche para más de 600 personas en el Palacio-castillo de Gorraiz, un imponente edificio situado a las afueras de Pamplona. Muchas culturas bajo un mismo idioma, el inglés de rigor y disfrutando de una cena espectacular. Lo más divertido, ver a un representante coreano de la empresa DeltaTech-Korea intentar lidiar con el cordero al horno. Misión imposible intentar partir las costillas de lechazo con cuchillo y tenedor.

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 Ya en los postres, mi compañero de cubierto, un experto sueco en temas oncológicos perteneciente a una empresa de nombre impronunciable, Wintresearch AD, me pide que le traduzca pacharán al inglés. Explicarle que es licor de endrinas tampoco parece tarea fácil, así que me limito a contestarle con toda la propiedad que consigo reunir que se trata de “forest fruit Liquor”. Se queda encantado. Tan encantado que hasta repitió copa. Y toca retirada, que la jornada del viernes se prometía apretada.

El último día del congreso tuvo lugar la jornada agro-vegetal por excelencia, con dos mesas redondas casi solapadas que casi nos dejan sin aliento a aquellos que intentamos estar en ambas. Hubiera sido de agradecer que la charla de “Biotecnología de plantas”, situada en el “gallinero” del edificio, eso sí con espléndidas vistas a la Ciudadela de Pamplona, hubiera estado más próxima a la mesa redonda “Nuevas perspectivas para la Biotecnología en agricultura”. Para acceder a esta última era necesario bajar casi a las mazmorras de Baluarte.

De la mesa redonda de plantas, destacar principalmente la intervención de José Miguel Martínez Zapater, investigador del flamante nuevo Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), dependiente del Gobierno de la Rioja y del CSIC, y amigo desde hace ya más de una década. Él yo podríamos considerarnos los padres de aquel primer cuadernito sobre “Plantas transgénicas” editado por Sebiot. Él fue el padre científico y yo la madre periodística. Mucho ha llovido desde entonces, pero los buenos trabajos siempre quedan. Muestra de ello es que todavía se repartieron ejemplares actualizados de aquella serie, “Biotecnología en pocas palabras”, en el marco del Congreso.

Martínez Zapater resumió los retos a los que se enfrenta la producción viticultora actual en el desarrollo de nuevos productos: la calidad y sostenibilidad de la materia prima y las consecuencias del cambio climático. Para ello hizo un repaso a los principales desarrollos que está llevando a cabo su instituto, estudiando los genomas de interés agronómico de las 1200 variedades que tienen en su banco de germoplasma.

Y llegaba el momento de la jornada agrícola por excelencia, con un enfoque más multidisciplinar y menos científico. Entre los que hicimos doblete y bajamos como una exhalación de ático a sótano estábamos Emilio Rodríguez Cerezo, del Joint Research Center, que fue ponente en la primera y moderador en la segunda y Jaime Costa, atento miembro de la audiencia en la primera y brillante ponente en la segunda. Sin olvidar a nuestro ubicuo Josep Catalá. Él sí que parecerse ser capaz de reproducirse de forma misteriosa para llegar a todo.

Gemma Pérez Farinós, investigadora del CIB, hizo un repaso a las investigaciones en relación a los planes de seguimiento del maíz Mon 810, que llevan 12 años realizándose de forma metódica y puntual. Ninguna novedad en resultados de resistencia de taladros a la proteína Bt. Sí, por supuesto, en la incidencia anual de las plagas dependiendo de las zonas  geográficas y de las condiciones climáticas.

Muy interesante y necesaria la charla de Esther Rodrigo Esteban, jefa de área de la Dirección General del Desarrollo Sostenible del  MARM. En ella comentó tras las novedades legislativas que han sacudido en los últimos meses el seno de la UE que pretenden permitir a los países suspender el cultivo de transgénicos de forma discrecional.

Más firme de lo que yo recordaba en cualquier representante de la Administración Estatal, Rodrigo dejó clara la postura española, contraria a dejar a los países libertad para decidir sin basarse en criterios científicos. “Con esta política estamos poniendo a unos agricultores en desventaja frente a otros del país vecino que sí podrán cultivar semillas modificadas genéticamente”. “Podemos crear además serios problemas entre fronteras”, añadió.

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Jaime Costa, director de Regulatory Affairs de Monsanto, se apartó esta vez del discurso más puramente científico para apelar a los argumentos económicos de peso que hacen necesaria la normalización de los cultivos biotecnológicos en la UE. “El tema del control de las importaciones de semillas transgénicas autorizadas en terceros países y no aquí supone, por poner un ejemplo, un importante problema para los productores de piensos que se traduce en un encarecimiento de precios. Algo que no nos podemos permitir en momentos de crisis”, comentó.

Costa insistió en reivindicar el papel de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) como garante comunitario de la seguridad de los alimentos transgénicos. “Debería corresponder a los agricultores la capacidad de elegir, y no a las autoridades locales”.

También recordó la campaña de actos vandálicos llevada a cabo por varios colectivos radicales ecologistas en los últimos meses, una de ellas contra la propia sede de Monsanto. Y esto llevó de  a los asistentes al debate a la percepción social de esta tecnología y recogió opiniones contrapuestas sobre si “algo se mueve o no se mueve” en la aceptación política y social de las semillas transgénicas.

Una sensación de “dejà vu” me recorrió cuerpo y mente como un escalofrío. De nuevo ese eterno y paralizante debate que ha convertido a la agrobiotecnología en ese rezagado del pelotón al que nadie quiere abandonar del todo, pero al que todos miran con cierto aire de conmiseración e incluso hastío. Mientras, en los pasillos y stands de Biospain, otras tecnologías biotec se mueven. Y a qué ritmo.

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