En cada viento llega una palabra,igual que cada sueño tiene un nombre;y el movimiento de la primavera,con su viaje de vuelta en el otoño,deja atrás un lenguaje que ella olvida.
Siempre la boca tiene labios nuevos.Pero siempre es oscura porque nuncaobtiene lo que muda: el testimoniodel tiempo que se va, no el que se queda.
Un fuego inaugural, como una estatuaque fuese a hablar, las voces de un metaldesconocido de los hombres, node la montaña. Y es deber del cantohermosamente relatar el árbol,no el que vemos y bajo el cual soñamos,sino la imagen que se lleva el rio.