Lo primero es señalar que las estrategias en la social media no pueden “ir por libre”, es decir, no se puede poner a una persona a gestionar el contenido y los contactos en la social media sin conocer muy a fondo cuál es la filosofía de la organización, los valores a transmitir y, sobre todo, la estrategia comercial que se persigue.
Las redes sociales son una nueva herramienta de comunicación con los clientes, y como tal deben ir integradas dentro del programa de acciones de marketing exactamente igual que se hace con la publicidad, los eventos, etc. Debe existir un alineamiento entre todas las propuestas y debe trasladarse al cliente un mensaje común, independientemente del canal que se utilice para ello.
Precisamente debe tomarse en consideración el objetivo final que se persigue lograr en cuanto a clientes se refiere: ¿captar? ¿fidelizar? Existe una gran confusión sobre el fin que se persigue en la social media. Para muchas organizaciones la meta consiste en tener miles de seguidores, followers, fans… o como quieran llamarse. ¿Y qué logramos con eso? Visibilidad, dirían algunos. Reputación, dirían otros.
Ambas cuestiones son ciertas, pero lo que realmente redunda en los resultados de la compañía son las ventas que esas personas nos generen. Y para ello la estrategia no puede quedarse en acumular personas como quien junta figuritas en el mueble del salón. Hay que dar un paso más. Hay que interactuar con ellos con un claro aporte de valor y con una estrategia concreta para los perfiles más interesantes. ¿Están las empresas por la labor? Muchas no. Muchas están por bombardear al usuario con publicidad intrusiva, lo que hace que los seguidores se conviertan, al final, en un mero “ejército de fantasmas”. ¡¡5990 seguidores!! Si pero… ¿cuántos siguen realmente lo que les contamos? No vaya a ser que tengamos páginas con miles de personas que se agregaron un buen día y que jamás volvieron a aparecer por ahí, mientras desde la dirección de la empresa se felicitan por el ejército de “fantasmas” que van cosechando.
Como bien dijo algún alumno en el seminario, existe todavía demasiada confusión sobre el correcto uso de estos canales. Y digo correcto pensando en términos de rentabilidad para la empresa, que es al fin y al cabo lo que se persigue cuando se inicia cualquier estrategia comercial. Esa confusión nace desde el origen, y se podría resumir en varios puntos:
- Estar en las redes sociales “por que están de moda”, es decir, sin una estrategia.
- Poner a gestionar a la comunidad a personas que desconocen las estrategias comerciales (mensajes a transmitir, valores, correcta gestión de comentarios negativos…)
- Pensar en términos de cantidad y no de calidad de contactos
- Convertir las páginas 2.0 en “newsletters” propagandísticos cargados de autobombo para la empresa que las gestiona y sin ningún interés para el usuario.
- Y, sobre todo, esperar de ellas unos resultados económicos espectaculares para el próximo jueves a las 18:30.
Seguiremos con interés la evolución de estos “macrobotellones” que se están formando y lo contaremos aquí.
Un abrazo