Esta propuesta implica, además, que para la señora Botella determinados empleos no necesitan cualificación profesional (además de sueldo). Parece ser que cualquier voluntario puede desempeñarse con soltura como documentalista de biblioteca o asesor deportivo. O quizá ella quiere voluntarios solo para fregar los suelos.
Pero no, Botella pide voluntarios para poder abrir instalaciones que están cerradas, como la biblioteca de Carabanchel, y para eso se necesitan algo más que friegasuelos.
Y yo me pregunto qué le hace suponer a la señora Botella que un documentalista puede trabajar gratis pero no una alcaldesa.
Pero, mujer, si con el sueldo de usted, que es de familia acomodada y no lo necesita, se podrían pagar a diez (o más) funcionarios de bibliotecas. Si usted renunciara a su sueldo para que un par de bibliotecas y un polideportivo pudieran abrir en Madrid se haría usted más merecedora de una calle que Manuel Fraga. ¡Anímese!
¿Le sugirió esta iniciativa suya a doña Esperanza Aguirre en su reciente entrevista? espero que no, no vaya a ser que a la presidenta de la Comunidad de Madrid se le ocurra pedir voluntarios también para dar clases en los colegios o para pasar consulta en los ambulatorios (para operar en los quirófanos sería muy fuerte, ¿no?)
Espero que la propuesta, que en el fondo es una regañina a los madrileños por no ayudarla (¡Jolín!) en sus denodados esfuerzos por levantar la ciudad, no prospere porque ya me veo al Corte Inglés pidiendo voluntarios para vender en rebajas o a don Florentino Pérez para poner ladrillos.
Lo que subyace en el fondo del asunto no es que cualquier voluntario pueda hacer cualquier trabajo, sino que cualquiera puede ser alcalde.
(¿La foto? Porque me da la gana)