'La broma' de Milan Kundera

Publicado el 28 mayo 2012 por Carol

Título: La broma (Žert)
Autor: Milan KunderaEditorial: Tusquets (abril 2012)Año de publicación: 1967Páginas: 325
Precio: 18,27 euros
...aquellos años afirmaban ser los más alegres de todos los años y quienquiera que no se alegrara era inmediatamente sospechoso de estar entristecido por la victoria de la clase obrera o (lo cual no era delito menor) de estar individualmente sumergido en sus tristezas interiores.
Mi primer encuentro con Milan Kundera fue a través de La insoportable levedad del ser que a día de hoy sigue estando entre mis novelas favoritas. La leí en la adolescencia, la mejor edad para que un libro produzca un impacto definitivo, nos transforme, nos moldee. Volví a ella cuando estaba en la Universidad, y esa segunda lectura volvió a apasionarme, mostrándome matices que no había captado en la primera. Han pasado por mis manos otras lecturas de Kundera, pero esa primera siempre tendrá para mí algo especial. Ahora, vuelvo una vez más al autor checo con La broma, su primera novela, publicada en 1967, que le valió un año más tarde el Premio de la Unión de Escritores Checoslovacos, pero también, con la invasión soviética, la prohibición de sus obras, la pérdida de empleo y la expulsión de su país. Un novela en la que destino, responsabilidad, inoportunidad, castigo y venganza, juegan papeles muy importantes, todo ello barnizado con un matiz del absurdo que deja a la gran mayoría de personajes en evidencia.

Brno, ciudad natal de Kundera



La broma está protagonizada por Ludvik Jahn, un universitario miembro del Partido Comunista checo quien verá cómo su vida como la conocía hasta el momento le es arrebatada por una estúpida broma. Ludvik sale con Marketa, una chica que no tiene ningún sentido del humor, por lo que es el objetivo de las bromas de todos. Ludvik le manda una postal: "¡El optimismo es el opio del pueblo! El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva Trotski!" con la única intención de tomarle el pelo. Pero Marketa no es de las que se ríe, los miembros del Partido Comunista tampoco, así que Ludvik es expulsado de la Universidad y del Partido y es obligado a cumplir con un servicio militar que puede prorrogarse todo lo que sus jueces y verdugos quieran. Ludvik comienza a sentir un odio visceral por aquellos que le vendieron, por los amigos que le dieron la espalda y por los que claramente le señalaron, y maquina una venganza que cree, conseguirá darle algo de paz, pero que, al igual que lo que generó su caída en desgracia, acaba degenerando en una broma pueril.

Ostrava, ciudad checa en la que Ludvik cumple el servicio militar

La novela está compuesta por varios prismas,  una gran parte de ella nos la cuenta el propio Ludvik, pero también tenemos capítulos narrados por otros personajes relacionados con el protagonista: Helena, Jaroslav y Kotska, con lo que no contamos con una única visión de los hechos. A la única que se deja sin voz, sin embargo, es a la enigmática e incorpórea Lucie, de la que Ludvik se enamora durante su estancia en el cuartel, y a la que sin embargo, no conoce de nada. Uno de los personajes más sobresalientes de la novela, de la que iremos conociendo poco a poco su historia que acaba entretejida con la de Ludvik. Los capítulos narrados por nuestro protagonista son los más dinámicos, los que nos cuentan los hechos, mientras que el resto son algo más densos, llenos de monólogos interiores y reflexiones acerca de temas muy diferentes como la música, el folclore y las tradiciones, o la religión. A través de ellos podemos reconstruir un mosaico de cómo era la vida y el pensamiento en esa época marcada por la dictadura comunista en la República Checa.

Praga

Lo que más llama la atención, como en todas las dictaduras, es el fanatismo y la obediencia de la gente ante un sistema que lo único que hace es anularles como individuos. De hecho, individualismo o intelectual, son palabras despectivas que pueden acarrear una condena a quien se le acuse de ello. Son muchos los males que señala y denuncia Kundera del régimen comunista, sin embargo, el tema del humor contrapuesto al optimismo centra la novela. El humor como algo totalmente prohibido, del que carece Marketa, la novia a la que manda la postal que acabará por perderle, pero del que carecen por completo también los miembros del partido. Sin embargo, todo ciudadano ha de mostrar una sonrisa, un optimismo, una proactividad rayando el fanatismo, aunque no se sientan, tan solo para demostrar el enorme entusiasmo ante el nuevo régimen. No voy a decir que sea un libro fácil, porque no lo es. Hay trozos que vuelan, especialmente los narrados por Ludvik con ese estilo directo y limpio tan característico de Kundera, lleno de axiomas que nos llegan como una llamada de atención sobre las que reflexionar. Sin embargo, los monólogos interiores o algunas disertaciones (especialmente las dedicadas a la música o la religión) se me han hecho bastante pesadas, por no hablar del final a tres voces en el que comparten la narración Ludvik, Helena y Jaroslav, con lo que hay que estar especialmente atento para saber quién está hablando en cada momento. Un final algo dilatado que, en mi opinión, hubiera resultado más efectivo e impactante de haber sido más directo. No olvidemos que se trata de  la primera novela de Kundera y que por lo tanto no es tan redonda como otras posteriores en las que alcanzaría una gran maestría. A pesar de ello, menudo debut, ojalá todas las primeras novelas de todos los escritores fueran pequeñas obras maestras como esta.

Milan Kundera

Hemos hecho lectura conjunta de esta novela a través del grupo de lectura del Café Literario, con los que he compartido opiniones y muy buenos momentos. A todos ellos quiero darles las gracias por hacer de la lectura algo aún más placentero cuando es compartido. Os iré dejando a continuación las reseñas que mis compañeros se vayan animando a publicar.


Galletas chinas