Me contaron que en una entrevista el periodista preguntó a Foster Wallace que si su novela se trataba de una borma, como el mismo título indicaba. Por supuesto que el autor lo negó. Hay que ser muy "bromista" para dedicar tres años de tu vida a escribir más de 1000 páginas hiladas. Aún así, supongo que la anécdota, para los que han pasado por este libro, es comprensible, y seguro que alguno, al igual que el periodista, ha llegado a pensarlo.
Y es que hay que tener valor para enfrentarse a "La broma infinita". Bueno, valor, tiempo y paciencia. Mucha paciencia. Antes de empezarlo me dijeron que tenía que aguantar hasta la página 300 y entonces el universo se abriría ante mis ojos ¡Hasta la página 300 nada menos! No sé a quién le hace un favor este libro. Al lector virgen de Foster Wallace lo descalabra, y al que ya lo conocía, descubre que se sentía más cómodo sentado un peldaño más abajo.
Yo lo cogí como reto, como libro que hay que leer después de haber pasado antes por muchos. Y no veáis lo que me ha costado... A pesar de que me parece que Foster Wallace era un genio escribiendo, este libro no se lo pone fácil a nadie, a veces ni siquiera al más entregado. Yo encontré esta página que me sirvió de ayuda en mi aventura y que os recomiendo por si un día aceptáis el reto y os apetece adentrados en las profundidas de "La broma infinita". Ánimo a los que os vayáis a poner con ello.