La buena esposa – Un mundo de hombres

Publicado el 18 octubre 2018 por Maresssss @cineyear

Basada en la novela La esposa de Meg Wolitzer, llega a nuestras pantallas La buena esposa, película protagonizada por Glenn Close, Jonathan Pryce, Christian Slater y Max Irons. El reparto lo completan dos actores que hacen de las versiones jóvenes de los protagonistas: Harry Lloyd ( Viserys Targaryen en Juego de tronos) y Annie Starke (hija de Glenn Close en la vida real, quien más que con su madre, guarda cierto parecido con la también actriz Toni Collete).

Dirigida por el sueco Björn Runge, ganador de un Oso de Oro en 2003 por su película Al final del día dirige esta prometedora cinta que sin embargo se siente algo hueca aun con el potencial de su guion y sus personajes. En ella, Glenn Close es Joan Castleman, la mujer a la sombra del nuevo Premio Nobel de Literatura: su marido, Joe Castleman. Joan, sensible, tímida y devota de su marido, no podrá evitar comenzar a replantearse toda su vida personal (sobre todo familiar) y profesional a partir de que su marido sea informado de haber ganado el galardón.

"Menage a trois" interpretativo de Slater, Close y Pryce.

Con dos pesos pesados de la interpretación como Close y Pryce, y un inicio de película de lo más interesante (vivan las escenas de cama en la tercera edad), La buena esposa va desenrollándose poco a poco usando saltos en el tiempo (su actualidad se basa en los 90; el pasado en los 50 y 60) con la intención de envolvernos en la atmósfera de este matrimonio y de esta protagonista, para ir entendiendo así su vida y decisiones hasta llegar al presente del que somos testigos.

Aunque los temas expuestos son interesantes, al igual que sus personajes, da la sensación de que la película le falla a su propia historia, simplificándose cuanto más nos cuenta sobre este matrimonio (el de ancianos tiene química, pero el de los jóvenes deja que desear y resulta algo melodramático), aunque sí se agradece ver cómo funcionan sus dinámicas de pareja, sus fallas y sus puntos fuertes como organismo.

La buena esposa pone en primer término del discurso cómo las mujeres hemos sido silenciadas hasta hace pocos años debido al ejercicio de poder del sexo opuesto: editores literarios, críticos de prensa, profesores, otros escritores y la propia mentalidad general de la época. Y cómo ese techo de cristal condenaba al ostracismo artístico (renunciar a tu sueño y vivir una vida que no es la tuya) o a la escritura en la sombra como "el negro" de un afortunado marido (que básicamente es lo mismo, sólo que al menos puedes crear pero sin ser reconocida).

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Annie Starke y Harry Lloyd como los jóvenes Joan y Joe Castleman.

Un enfoque loable y necesario para representar una realidad social que no debería sernos lejana, pues constantemente en los medios descubrimos cómo creaciones femeninas de todas las épocas han sido otorgadas a hombres, o directamente no se les ha dado valor a las que sí se sabía que habían sido creadas por mujeres.

En La buena esposa somos testigos de cómo una mujer ya entrada en la madurez llega a plantearse ciertas cosas de su vida artística y personal pues ha estado demasiado tiempo pensando en los demás, pero cuyo resultado final sabe a poco. Quizá porque su propia protagonista es de pequeños gestos y esta es una historia íntima sobre un matrimonio excepcional que viene a decirnos de manera cariñosa que en todas las familias hay algo que no funciona.