La soledad, palabra demasiado usada, utilizada en diferentes conceptos de conversación y con diferentes matices. Tan excesivamente utilizada como tal vez mal interpretada. Frecuente compañera en viajes de trayectos cortos, lo que está por ver realmente es si también es tan usual en otros viajes algo más largos. Porque conforme caminamos, y vemos cómo pasan nuestros días. Tratamos de alejar más y más a este compañero de viaje, incluso de los viajes cortos.Salir a caminar, ir a un museo, obligarse a citarse con algunos amigos, hacer algún que otro viaje. O cosas más al alcance de nosotros mismos, cambiar nuestros hábitos de rutina diaria, para retirar la monotonía y cierta sensación de soledad. Todos en algún que otro momento hemos pasado y pasamos por momentos en los que no hemos querido salir de nuestro comedero de coco particular, y seguramente que sean más de los que queramos aceptar en nuestra propia rutina. Pero para eso tenemos las caras conocidas, las reuniones con caras cercanas en la compartición de sueños. Son las que nos ayudan a salir de esa rutina, de la monotonía en la que estamos metidos de nuestra cantinela particular. Personas que no tienen por qué ser cercanas ni íntimas, pero te hacen cambiar de postura, simplemente con estar presente en las conversaciones, los comentarios que se mantienen y de los que somos partícipes.Caras que se convierten en amigas, porque nos reconocemos en esos comentarios oportunamente hechos, los cuales nos han venido como anillo al dedo, así sin estar preparado, ni ensayado, ni tan siquiera buscado. Quien sabe si son ángeles de la guarda o no, pero en ese preciso momento nos despiertan. Hacen internamente una especia de "clic", como el ratón de un ordenador, y te hacen verte de otra manera. Despejas colores desdibujados por el abandono absoluto de nuestro comedero particular.Con toda seguridad, a pesar de ser de las edades físicas, el aprendizaje no se termina con la universidad. Así acaba el aprendizaje homologado. Pero y todo el otro aprendizaje que no sólo viene en los libros. Ese otro que viene a través de buenas compañías que te hacen de apoyo, cuando ni lo esperas. Pero lo recibes porque hay apoyos que saber muy bien escuchar. Caramba, qué trabajito nos cuesta ver esas caras que sólo quieren acercarse para que te apoyes.Disfrutemos de estos pequeños regalos que se nos presentan tantas veces como deseen aparecer, están ahí para eso, para que nos apoyemos, y empezar de nuevo, y con otra actitud, con otra postura.