"Qué tiempos más bonitos, cuando estábamos todos juntos y nos reímos y no nos faltaba lo imprescindible".
Chirbes remueve y conmueve con su forma de contar, sin caer en dramatismo al uso, dando vida y voz a una mujer con la que el lector empatiza de forma inmediata, un personaje muy creíble, real, una mujer muy sencilla y cercana, una luchadora nata. Y es fácil que nos llegue porque, aunque no hayamos vivido en esa época ni en esas circunstancias, sabemos lo que es que tus mayores te hablen de personas o lugares que ya no existen, que no has llegado a conocer y que para ellos fueron importantes y, seamos sinceros, no siempre prestamos mucha atención a esas historias que nos cuentan más de una y de dos veces. Tampoco nos resulta ajeno el hecho de que toda familia tiene sus luces y sus sombras, y que a veces nos golpea la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor y que nada ha merecido la pena. Al final acabaremos conociendo el porqué de todo lo que Ana le cuenta a su hijo. Y la entenderemos más si cabe."Se trata, en su mayoría, , de nombres que a ti nada de dicen y que solo de vez en cuando has tenido ocasión de escuchar. Fueron mi vida. gente a la que quise. Cada una de sus ausencias me ha llenado de sufrimiento y me ha quitado las ganas de vivir."Pero que nadie se equivoque: esto no es una novela más sobre guerra y posguerra, esas circunstancias son tan solo la excusa para mostrarnos el día a día y los entresijos de una familia en la época que les tocó vivir. Una historia no muy alegre, pero sí magistralmente escrita, muy emotiva, intensa y muy aconsejable."Todo parecía que iba a durar siempre, y todo se ha ido deprisa, sin dejar nada."