La buena música es como el sexo, según un estudio

Por Bandalismo @Bandalismonet

Un nuevo estudio ha venido a confirmar que la música (la buena, no el 'Gangnam Style') actúa sobre nuestro cerebro de forma similar a una sesión de sexo. Pues nada que la mayoría no supiéramos ya. Y es que hay algunos casos de sexo que se quedan bastante lejos de un buen disco.

Pero vamos a lo científico. El nuevo estudio ha demostrado que cuando escuchamos una canción por primera vez, se activa una zona del cerebro conocido como nucleus accumbens, asociada al placer y el deseo. Cuanto más nos gusta esa nueva canción, más fuertes y frecuentes son las conexiones que se establecen dentro de esta zona del cerebro.

Estas conexiones se dan por obra de una sustancia química llamada dopamina - una especie de "droga" natural que funciona como una recompensa dentro de nuestro cerebro, como cuando comemos algo muy rico, o experimentamos un orgasmo. Ahora ya sabemos lo precisa que es la expresión eargasm, en cristiano "orgasmo musical".

El estudio funcionó de la siguiente manera. Los participantes escucharon 60 canciones que eran nuevas para ellos, y que se habían escogido atendiendo a los gustos que previamente se habían observado en sus listas de iTunes y Spotify. Para comprobar si las nuevas canciones les gustaban o no, debían asignarles un valor hipotético que estarían dispuestos a pagar para comprar esa canción.

Los responsables del estudio, dirigido por la doctora Valorie Salimpoor, de la Universidad McGill de Montreal, observaron que a mayor valoración de una canción, más actividad ocurría en el nucleus accumbens de los individuos.

La doctora Salimpoor explica que la música tiene un gran poder emocional, porque está asociada al proceso de creación de expectativas por parte de nuestro cerebro. En cuanto escuchamos nueva música, el cerebro se activa y evalúa si lo que está escuchando le gusta o no. Cuando se ha desencadenado la dopamina y se han producido las conexiones dentro del nucleus accumbens, decidimos que esa música realmente nos gusta (debido al mecanismo de recompensa de la dopamina), y estamos dispuestos a pagar por ella para escucharla nuevamente (o a buscarla en internet para descargarla).

Esto es interesante, porque explica las grandes decepciones que se llevan muchos fans al escuchar un nuevo disco de sus ídolos que de repente no les gusta. Es como si nuestro "camello" de dopamina nos hubiera traicionado; así se han sentido millones de fans despechados desde que la música es música. Quizá deberíamos cambiar " el primer disco era mejor " por "el primero me daba más dopamina".