En 1912, cuando Erwin Rommel era solo un teniente destinado en el 124.º Regimiento de Infantería en Weingarten, conoció a una joven vendedora de frutas llamada Walburga Stemmer, con quien tuvo un romance. De este romance nació al año siguiente una niña a la que llamaron Gertrud. Pero todo no era felicidad para la pareja. Rommel estaba comprometido con Lucie María Mollin, que se encontraba estudiando en Danzig.
En 1916 Rommel contrajo matrimonio con Lucie María Mollin. El tiempo pasaba y no fue hasta 1928 cuando Lucie quedó embarazada de su primer hijo primogénito, Manfred. La noticia dejó destrozada a Walburga que siempre tuvo la esperanza de que su amado Erwin volviera con ellas. Ese mismo año falleció Walburga. Oficialmente, la muerte se debió a una neumonía; sin embargo, su nieto afirmó que se suicidó debido a gran pena que padecía. Gertrud, con tan solo quince años, perdió a su madre, pero no se quedó sola. Erwin y su esposa Lucie se hicieron cargo de ella, casi como si fuera hija de ambos.
En 1941, a principios de abril, Rommel llegó a El Mekili para realizar una inspección. Observó muy interesado unos enormes carros de personal apresados a los británicos, que los alemanes apodaron Mammoth. Tanto le gustó el vehículo que se quedó con uno de ellos para su uso personal en el campo de batalla. Mientras se descargaban los pertrechos capturados se fijó en un par de grandes gafas que le gustaron. Con una sonrisa dijo: Bueno. Incluso un general puede hacerse con un botín. Me llevaré estas gafas. Se las colocó sobre su gorra y desde ese momento las gafas y la bufanda tejida por Gertrud, se convirtieron en dos elementos icónicos de la imagen de Erwin Rommel, el Zorro del Desierto.
Para saber más:
Historias desconocidas de la Segunda Guerra Mundial