– Marina Muñoz Cervera –
La bulimia es una obsesión por la comida y el peso, que se traduce en comilonas repetidas seguidas de una conducta compensatoria.
A pesar de que la bulimia y la anorexia nerviosas pueden interrelacionarse, vamos a tratar cada trastorno de forma separada. Ya en el año 1979, Gerard Russell los consideró como síndromes diferentes y asignó el nombre de Bulimia nerviosa.
Este trastorno de la conducta alimentaria conocido como «bulimia» es mucho más frecuente que la anorexia nerviosa y menos letal, sin embargo, la tasa de suicidios de personas bulímicas es superior a la de la población general.
Es más frecuente en mujeres, pero también se da en hombres y en ambos casos se describe como «una adicción secreta que domina sus pensamientos, menoscaba su autoestima y amenaza su vida».
A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas con bulimia mantienen el peso corporal dentro o algo por encima de un nivel normal mínimo, pero el miedo a engordar es muy fuerte.
No es infrecuente que la bulimia progrese hacia anorexia y a la inversa.
Antecedentes históricos de la bulimia.
La palabra bulimia procede del latín būlīmia, que a su vez procede del término griego βουλῑμια (boulīmia) que significa «hambre de buey».
Esta conducta se remonta a la antigua Roma. En el siglo XVIII, año 1743, se describió en el Diccionario de Ciencias Médicas de la Universidad de Londres, una entidad «true boulimus» caracterizada por un intensa preocupación por la comida, ingesta de grandes cantidades de alimentos en cortos períodos de tiempo, seguidos de desmayos. También existen referencias a una variante conocida como «caninus appetitus» en la que tras la ingesta de la comida se causaba el vómito.
Otros términos como «cynorexia» y «hambre patológica» fueron empleados para describir la ingesta excesiva de alimentos seguida del vómito.
En la época medieval y en la moderna se designaban con el apelativo de bulimia a los episodios de «voracidad insaciable», «voracidad mórbida» o «apetito canino» con o sin vómitos posteriores y, a veces con la necesidad imperativa de consumir sustancias dañinas, incluso no alimenticias. En el siglo XIX, Blanchez, en el Diccionario de Ciencias Médico de París (1869), describió también los cuadros anteriores.
Hasta los años 30 no aparecieron casos científicos de la bulimia y se dieron en Alemania, aumentando su incidencia tras la segunda guerra mundial, ello condujo a que se identificara como un síndrome independiente en la década de los sesenta.
Como entidad nosológica fue descrita por completo por Gerard Russell en el año 1979. Posteriormente la Academia Americana de Psiquiatría incluyó este trastorno en su DSM III (año 1980).
Criterios diagnósticos de la bulimia.
En el actual sistema de clasificación de las enfermedades psiquiátricas, DSM V, la bulimia se caracteriza por los siguiente:
1.- Episodios recurrentes de atracones.
– Consume una cantidad de alimento mucho mayor que la mayoría de la gente podría consumir en un periodo de tiempo similar y en las mismas circunstancias.
– No hay sensación de control sobre la ingesta de alimentos durante los episodios.
2.- Conductas compensatorias inadecuadas compensatorias con el fin de impedir el aumento de peso, como vómitos autoinducidos, mal uso de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, ayuno o ejercicio excesivo.
3.- La frecuencia es de, al menos 1 vez a la semana, durante tres meses o más.
4.- La autoevaluación está exageradamente influida por la forma del cuerpo y el peso.
5.- El paciente no tiene un diagnóstico activo de anorexia nerviosa.
Según el número de episodios semanales, la bulimia nerviosa se considera:
– Leve: Una a tres episodios por semana.
– Moderado: De cuatro a siete episodios por semana.
– Grave: De ocho a trece episodios por semana.
– Extrema: Catorce o más episodios por semana.
El DSM V considera dentro de la categoría de «Otros trastornos alimentarios o de la ingestión de alimentos especificados», a la «Bulimia nerviosa de baja frecuencia o duración limitada» en la que se cumplen todos lo criterios para la bulimia nerviosa, excepto que los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, menos de una vez a la semana y/o durante menos de tres meses.
El trasfondo de la bulimia.
Los síntomas de este trastorno giran en torno a las conductas relacionadas con la alimentación y con el temor a ganar peso, sin embargo, en el fondo es una forma de manifestar las aflicciones personales y el dolor emocional.
Mientras se está comiendo la atención está centrada en la comida y no en aquellos problemas que causan dolor. Posteriormente las conductas compensatorias como las purgas o el ejercicio excesivo sirven para volver a recuperar el control.
Las personalidades inestables con fluctuaciones en el estado de ánimo, compulsión, baja tolerancia a la frustración y un alto nivel de ansiedad marcan a los pacientes bulímicos y los eventos traumáticos que suceden en sus vidas pueden ser los detonantes de la enfermedad.
Son muchos los factores que pueden predisponer a este trastorno, las dietas repetidas pueden constituir un factor de riesgo ya que las situaciones de restricción alimentaria como son las dietas destinadas a un adelgazamiento rápido, nos abocan a los humanos a una sobreingesta de alimentos.
Complicaciones del trastorno.
Como podréis imaginaros, una conducta de este tipo no puede pasar desapercibida para el organismo humano y las complicaciones pueden ser muy graves.
Debidas a la ingesta excesiva de comida:
– Dilatación aguda del estómago.
– Aumento de tamaño de las glándulas salivales, sobre todo de las parótidas.
– Rotura gástrica.
– Rotura diafragmática con entrada de contenido abdominal en la cavidad torácica.
– Edema crónico.
– Trastornos menstruales.
Debidas al vómito autoinducido:
– Desequilibro metabólico.
– Arritmias cardiacas.
– Daño renal.
– Parestesias periféricas.
– Crisis epilépticas.
– Deshidratación.
– Erosión del esmalte dental.
– Ronquera crónica.
– Reflujo gastrointestinal.
Debidas al abuso de laxantes:
– Esteatorrea.
– Retención de líquidos.
– Colon irritable o megacolon.
El tratamiento de la bulimia es médico, nutricional y psiquiátrico/psicológico. La persona se siente prisionera de su propia conducta y necesita buscar ayuda para salir.
No estamos libres de problemas y situaciones dolorosas que produzcan alteraciones en nuestra conducta alimentaria, pero si nos descubrimos síntomas de un trastorno como el descrito en esta entrada, es muy importante que busquemos ayuda especializada cuanto antes.
Entradas relacionadas:
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La bulimia, anorexia y el trastorno del atracón pueden darse en mujeres de cualquier edad.
Fuentes:
– The Center for Disordered Eating. “DMS V Criteria for Bulimia Nerviosa”.Western North Carolina.
– James Morrison. “Guía para el Diagnóstico Clínico DSM-5”. Editorial Manual Moderno. New York, 2014.
– Lindsay Hall, Leight Cohn. “Cómo entender y superar la bulimia”. Gürze books. 2001.
– Dres. M. Fernanda Rava y Tomás J. Silber. “Bulimia nerviosa (Parte 1). Historia. Definición, epidemiología, cuadro clínico y complicaciones”. Arch.argent.pediatr 2004; 102(5) / 353.
– Alberto Miján de la Torre. “Nutrición y Metabolismo en Trastornos de la Conducta Alimentaria”. Editorial Glosa. Barcelona, 2004.
– M. Hernández Rodríguez, A. Sastre Gallego. “Tratado de Nutrición”. Ed. Días de Santos. Madrid, 1999.
– Guillermo Arce Martínez, Salvador Cervera Enguix, Pilar Gual García, Beatriz Quintanilla Madero, Ricardo Zapata García. “No te rindas ante los trastornos de peso”. Ediciones Rialp, S.A. Madrid, 1990.
Imagen:
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