Tarde o temprano deberás buscar tu sitio atravesando infiernos, sinsabores y derrotas. La inquietud es un valor en medio de la quietud. Hay un tiempo limitado. No llegues tarde. Lucha. Insiste. Persiste. No des la derrota por perdida. Si te levantas cuando caes, la caída será tan solo un tropiezo. Si la curiosidad no te abandona en la incomprensión, nunca serás un ignorante. Somos perfectos paseantes de la nada, imperfectos dolientes del todo y plenamente circunstanciales a la mitad. Busca lo que te importa porque si no lo importante te encontrará y aplastará sin remedio. Despierta. Levanta. Camina. Entra sin llamar. Ve sin que te llamen. Molesta si es necesario, aguanta las molestias innecesarias y sigue adelante. El sendero es un cúmulo de obstáculos hechos para detenerte, pero también es una dirección para motivarte. No hay fango sin agua clara, ni dignidad sin impureza. No pienses demasiado, actúa, pero no actúes sin pensar. No tardes, el tiempo es huidizo, tozudo y limitado. Juega con sus propias armas, sé tan terco como indiferente y la limitación se disolverá como un inútil azucarillo orgulloso en el mar. Llegamos perdidos y nuestra labor es buscarnos antes de desaparecer. Es una tarea ardua y titánica, con seguridad sin posibilidad de éxito, pero alegre si la realizamos apasionadamente sin pensar en el resultado. La busca es divertida en sí misma. Sin más.