La búsqueda

Por Majelola @majelola

Imagen: Grigory Bruev

            La búsqueda continúa. En verdad empiezo a creer que jamás tendrá final, quizá como consecuencia de no saber muy bien qué busco. Hasta que lo encuentre, mi existencia deambulará a la pata coja. 
Lo que busco está en el aire más puro de mi respiración. Está tan cerca que no lo veo. Y entretanto aquí estoy, en este pantano del que no acierto a salir, asfixiándome con sus vapores fétidos. El barro me llega casi hasta el corazón, y no acierto a ceñir la cuerda que me sacará de aquí. Cada minuto que pasa me hundo más y más. 
El cansancio y el sueño me vencen. Inclino la cabeza y el mundo se diluye en un borrón informe. 
Pasa el tiempo. Una venda de luz me despierta. El haz me quema los párpados y me obliga a desviar el rostro. Allí, entre los árboles, en la lejana umbría, palpita un relámpago. Es la llamarada que busco. 
Ahora ya sé a qué cuerda abrazarme. La anudo bajo mis axilas y empiezo a tirar. Mi esfuerzo al fin tiene sentido. Intuyo de repente la verdad: la meta no era esa luz. Ella solo es el faro que alumbra el camino, la estrella que marca el rumbo y da sentido a la búsqueda. 
Al fin he comprendido la paradoja: la meta no es un lugar, sino el camino mismo, y lo que parece la meta, es solo el relámpago que señala la dirección e ilumina la senda.
Mariaje López©Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.