- La búsqueda de la felicidad en el sanatana-dharma
– Sadguru Sri Madhusudan Sai
La felicidad es un término conocido por todos, entendido por pocos, y verdaderamente experimentado por menos. Invariable y habitualmente, la mayoría confunde la felicidad con el alivio de los problemas o el placer que surge de ciertas experiencias, físicas o mentales. Pero el sanatana dharma define la felicidad como mucho más que un estado temporal de emociones elevadas. De hecho, el sanatana dharma ni siquiera categoriza la felicidad como una emoción, sino como un estado de existencia ecuánime, en el que independientemente de las situaciones, no resultamos perturbados positiva ni negativamente, y por lo tanto permanecemos en un estado que se encuentra más allá de las dualidades.
No obstante, el sanatana dharma reconoce diferentes tipos de felicidad que podemos experimentar, y sin embargo mantiene la verdadera felicidad fuera de todas las categorías y clasificaciones. Puesto que la felicidad es la experiencia más importante que todos persiguen, desde un insecto hasta los seres humanos más inteligentes, tratemos de entender lo que el sanatana dharma promulga acerca de la felicidad, su calidad y sus categorías.
En un interesante episodio del Bhrguvallī, del Taittirīya Upanishad, el discípulo-hijo Bhrigu, deseoso de adquirir brahmavidya, se acerca a su padre Varuni para comprender la verdad de Brahman, detrás de toda la existencia. Varuni, siendo un maestro perfecto, no despliega el método habitual de disertar para su discípulo, sino que anima a Bhrigu a encontrar por sí mismo las respuestas a la pregunta mediante la autoindagación, y sólo añade pistas a su consulta pidiéndole que investigue a través de preguntas como "¿de dónde viene toda la creación?", "¿qué la sostiene y a dónde va todo al final?". Dice a su hijo: "Conoce a aquello; aquello es Brahman". Bhrigu vuelve a observar y contemplar en estas cuestiones y concluye que annam es Brahman (annam brahmeti vyajanat) ya que todos nacen del alimento o annam; todos se sostienen con el alimento y al final todos se funden en el alimento, es decir, una criatura se convierte en alimento de otra en el ciclo alimentario. Pero el padre Varuni no está satisfecho y pide a Bhrigu que siga investigando. El diligente discípulo Bhrigu, lo hace obedientemente. Después de mucha contemplación, Bhrigu vuelve con una nueva visión: que el prana o fuerza vital es Brahman (prano brahmeti vyajanat) ya que todos los seres nacen de una fuerza vital, viven debido a la fuerza vital y, en última instancia, cuando la fuerza vital se retira, también desaparecen. Pero una vez más, Varuni no está satisfecho e insta a Bhrigu a pensar más profundamente. Así que, esta vez, después de pensar debidamente, Bhrigu vuelve con una visión más profunda: que el mana o la mente es Brahman (mano brahmeti vyajanat) ya que todo es debido a la mente o mana. Es la mente la que dirige la fuerza vital según la cual se produce la creación, el mantenimiento y la destrucción de todos los seres. Por lo tanto, la mente es la base de todo.
Como es de esperar, el maestro-padre Varuni aún no está impresionado. Así pues, Bhrigu vuelve a meditar más, sólo para regresar con un conocimiento más nuevo: que la inteligencia o vijñanam es Brahman (vijñanam brahmeti vyajanat), ya que la inteligencia es la base de todo, y toda la creación surge a la existencia debido a una cierta inteligencia que gobierna el nacimiento, el crecimiento y la muerte de todas las criaturas. Esta inteligencia instintiva que está incorporada en todo gobierna la mente, la cual a su vez dirige el prana. Varuni está contento pero no satisfecho con las respuestas de su hijo, y lo envía de vuelta para que siga meditando sobre todo lo que había estado observando hasta ahora. Esta vez, después de meditar profunda y largamente, Bhrigu se da cuenta de que ananda o la dicha es la base de toda existencia (anando brahmeti vyajanat). Por la búsqueda de la felicidad todos nacen, viven y finalmente perecen. Bhrigu se pierde en la experiencia de ese ananda y ya no vuelve con su padre. Esta vez Varuni va en busca de su hijo y descubre que finalmente él ha encontrado la verdad de Brahman, aquella de la alegría divina que es la base de toda la creación.
Se preguntarán el por qué de relatar ahora esta historia. Bueno, esta historia tiene un significado más profundo sobre los diferentes tipos de felicidad que todos perseguimos en la vida; porque como humanos, tenemos una existencia en capas, siendo cada capa de nuestra vida más profunda y sutil que la otra. La primera es la del cuerpo, representada por la comida o annamayakosa: el nivel más básico de la existencia humana, que hace feliz al cuerpo y sin el cual tenemos el dolor y la agonía del hambre. La mayoría de los seres son felices con tales "comodidades de las criaturas" o placeres de los sentidos, y no buscan más. Sin embargo, este placer es del tipo más bajo, y dura sólo mientras el cuerpo es capaz de encontrar vías para experimentarlo. Pero en ausencia de los objetos que dan placer, incluyendo la comida, esta alegría también desaparece.
La segunda y más elevada cualidad de la felicidad descansa en nuestra seguridad, representada por pranamayakosa, o envoltura de la fuerza vital: cuando podemos llevar una vida segura, sin amenazas de daño ni extinción y podemos sentirnos seguros de que podemos ser felices. Es precisamente por eso que la gente encuentra felicidad en el poder y la riqueza, y los recursos a través de los cuales se sienten protegidos. Pero esto también es temporal, y dura solo mientras somos poderosos, ricos y con recursos en la sociedad.
El tercer y más alto grado de felicidad es el de la mente, representado por manomayakosa o la envoltura de la mente. Como hemos aprendido antes, la mente es simplemente un conjunto de pensamientos y emociones, y su trabajo es pensar, decidir y manifestar emociones, como un programa de software instalado en el hardware del cuerpo. Así pues, somos felices cuando podemos pensar con claridad y decidir bien, y también sentir el calor de las emociones positivas, como las emociones de la amistad, la familia y la sociedad. Pero esta felicidad también es temporal, por razones obvias.
La cuarta clase, una clase de felicidad más elevada, es la de la inteligencia, representada por vijñanamayakosa, en la que uno está satisfecho solo cuando puede ser creativo y contribuir positivamente a la sociedad utilizando su inteligencia. La mayoría de los científicos e investigadores, así como las personas creativas, entran en esta categoría; no se preocupan tanto por la comida, las finanzas, las amistades y la familia como por sus actividades intelectuales y sus logros creativos.
Y la última y más elevada clase de felicidad que podemos buscar es la de la dicha pura, representada por anandamayakosa o la envoltura de la dicha. Esto solo lo experimentan aquellos que han trascendido los anhelos carnales: el esfuerzo por tener fuerza y supremacía sobre los demás, los deseos de la mente por la compañía mutua, y la persecución incesante de los placeres intelectuales de la erudición. Esto es sólo para aquellos seres semejantes a los antiguos sabios, que han ascendido al estado de existencia pura, donde son capaces de amar a todos incondicionalmente después de haber renunciado a las motivaciones egoístas de los tipos inferiores de felicidad. Esta felicidad es duradera y eterna, pues no depende de nada ni de nadie. Surge de una fuente de alegría en lo más profundo de uno mismo, donde no hay egoísmo ni interés personal. Esta es la calidad más alta de la felicidad, en la que no se atesora nada sino que se comparte todo, no se toma nada sino que se da todo, no se pide nada sino que se ofrece todo.
El mismo concepto puede compararse fácilmente con la "jerarquía de las necesidades" de Maslow, empezando por las necesidades fisiológicas básicas representadas por annamayakosa, siguiendo por las necesidades de seguridad indicadas por pranamayakosa, pasando por las necesidades sociales del tipo de manomayakosa, luego las necesidades de estima comparables a vijñanamayakosa, hasta la necesidad de tomar consciencia de uno mismo, afín a anandamayakosa. Según Maslow, la idea de realizarse a sí mismo es es lograr la expresión completa de las propias capacidades, y en el sanatana dharma la expresión más verdadera y completa del potencial humano es tomar consciencia de la propia divinidad. Es entonces cuando uno encuentra la verdadera felicidad y la satisfacción eterna.
Otra forma de considerar el tema es que diferentes tipos de personas perseguían diferentes tipos de felicidad: los sudra o la clase de servicio eran felices con la comida y los placeres físicos, mientras que los ksatriya, por naturaleza guerreros, gobernantes y administradores, obtenían alegría de la autoridad, el poder y la protección, por encima de los placeres físicos. Los vaisya o comerciantes sólo eran felices si eran ricos y socialmente respetados, mientras que los brahmana o clase intelectual encontraban la felicidad en la búsqueda erudita de todo tipo de conocimientos. Sin embargo, por encima de todos estaban los santos y los sabios, que habiendo purificado cuerpo, mente e intelecto, los trascendían, y en su lugar obtenían la más elevada alegría, la de tomar consciencia de sí mismos.
El tipo de felicidad que podemos perseguir depende de cada uno. Sin embargo, si debemos invertir tiempo y energía para encontrar una felicidad duradera, el sanatana dharma nos conduce a buscar la verdad de nosotros mismos como la Divinidad, y así alcanzar el estado supremo, inmaculado y eterno de la felicidad más pura. El siguiente verso del Kathopanishad declara que la felicidad eterna solo pertenece a aquellos que perciben al Uno Mismo en el interior, el cual se manifiesta como la multiplicidad en la creación exterior.
(Parte 2 – Canto 2 – Verso 12)
eko vaśī sarvabhūtāntarātmā
ekaṃ rūpaṃ bahudhā yaḥ karoti
tamātmasthaṃ ye'nupaśyanti dhīrāḥ
teṣāṃ sukhaṃ śāśvataṃ netareṣām
* * *
(Artículo publicado en Vijayavani, importante diario de la India en idioma kannada, el 14 de septiembre de 2021)
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