Ni el mismo cronos podrá suprimirte de mi memoria, ni cuatrocientos mil años serán suficientes para que yo te eche de mi vida.
Yo te seguiré buscando en otras vidas, en distintas latitudes, yo seguiré reencarnando.
Tal vez te encuentre morando en otros cuerpos.
Yo seré el hombre y tu la dama, ambos hombres o ambos la dama.
Que no te asombre porque será verdadero.
Tal vez, en esa vida haremos lo que en esta vida nos falto.
Te pido un favor, esperame en la siguiente vida.
Es esa búsqueda del amor ,de ese sentimiento que trasciende las barreras de lo tangible.
De aquello que es invisible a los ojos, de la esencia de la que todos formamos parte, de la magia y la luz que llevamos impregnada aún desde antes de llegar a este mundo surrealista, que se desvanece con la muerte.
Pero insisto, la muerte no es nuestro fin, es el comienzo de una liberación hacía lo eterno, somos energía, transcendemos y eso me da vida.
No concibo la idea de estar aquí sólo para comer o dormir, tampoco para trabajar o buscar una pareja, siento que el motivo de la existencia va más allá de todo esto, que si bien es cierto son cosas importantes en la vida, pero no lo es todo.
El amor que debe prevalecer es el amor a nosotros mismos, porque si no nos amamos nosotros, no podemos amar a nadie más.