No sé si los científicos que diseccionarán a la pobre cabra podrán descubrir las razones de sus rarezas, no sé si podrán averiguar los motivos de tan extraña mutación, pero para mí en los tiempos que corren ha sido toda una experiencia abrir el periódico y encontrar algo divertido que leer. ¡Gracias cabrita mía! Ya estoy harta de llorar mientras paso las páginas con noticias que hablan de padres asesinos, de techos nuevos que se derrumban, de condes que roban sin ni siquiera tratar de ocultarlo, de políticos que no tienen ni para trajes…
¡Gracias cabrita gomera por alegrarme la mañana, a mí y al dueño de la cabra, que a buen seguro ya está ideando dónde construir el zoológico en el que mostrar los atributos del rumiante más famoso de la Isla Colombina.