Cuando el hombre contemporáneo piensa en libertad piensa en términos de acto sin castigo ni reprensión alguna por su comportamiento sin tener en cuenta principios morales o ética alguna. Esta unidimensión de la libertad en el marco social se contrapone a los fundamentos de la existencia de la libertad como concepto nacido de la política único entorno en el cual cobra su sentido pleno, a través de la Ley. La libertad como concepto político nació en las ciudades Estado griegas, especialmente en dos de ellas , Esparta y Atenas, en los arquetipos de Solón y Licurgo. Es en la Ley que hasta el momento no había existido y sujetaba a todos los hombres donde estos comienzan a sentir que tienen de alguna manera derechos consolidados en ella, libertades, en contra de los estadios anteriores de barbarie donde la ley del más fuerte o de un tirano o cacique se contraponía a cualquier calculo o merecimiento que sería siempre subjetivado por el individuo o casta gobernante.
El invento de la Ley por dos hombres providenciales que antepusieron los intereses de sus fratrías , de sus pueblos a los suyos propios puso los pilares de las democracias modernas y más aún y nunca dicho también de las dictaduras modernas occidentales que de algún modo aunque solo fuera estético tenían que sujetarse a Derecho.
La libertad por tanto de los pueblos, su espacio de derechos nace como una cadena , la Ley. Podemos decir así que contraponemos paradójicamente dos términos antagónicos, cadena y libertad. Dos caras de una misma moneda que si queremos existan deben ir ante todo juntas.
Eh ahí el problema de las doctrinas utópicas. Su falta de aplicación práctica está en contar con que la Ley no debe existir. Los problemas de la Ley son fundamentalmente los siguientes:
a) No cambia con facilidad: lo que redunda en su obsolescencia a medio plazo más profunda distorsionando la moral y los comportamientos. No tiene en cuenta los cambios tecnológicos
b) Está motivada en muchos casos por aspectos políticos coyunturales con efectos a plazos mucho más largos que los motivos de su creación.
c) Su cumplimiento: tiene problemas en su aplicación y puede ser soslayada o ignorada por las castas gobernantes rompiendo el principio fundamental de toda Ley, su aplicación general a todos los sujetos englobados en una Comunidad, sin depender se su rango o jerarquía.
Este ultimo punto suele ser el síndrome de la destrucción de muchos estados en sus últimas fases de decadencia. Cuando un Estado, República o Monarquía es incapaz de hacer cumplir sus leyes por indisponibilidad de los recursos necesarios para ello (militares, económicos ,políticos, morales o éticos) es entonces cuando resulta imposible mantener la estructura del mismo y se desmorona. La anarquía y el caos son el suceso mas o menos indirectamente producido por el incumplimiento o incapacidad para sostener las leyes o también por el mantenimiento de unos códigos obsoletos respecto a los cambios sociales , económicos o políticos que se producen.
En lo que se cifra en la moral son los legisladores y los dirigentes políticos aquellos que deben dar ejemplo para el mantenimiento de la libertad de los Estados y mantener el cumplimiento de las leyes sin soslayarlas a interés como tiranos a cambio de prestaciones sociales ya sea en forma de impuestos o servicios a la Nación (como el servicio militar obligatorio). Así la distorsión, anulación o derogación de las libertades individuales o la ampliación de las mismas a ciertos colectivos privilegiados fijadas en las leyes o fuera de éstas nunca supondrá la desaparición de las comunidades , la creación de corrientes de odio hacia la identidad común o el pensamiento de inutilidad e incluso carga del Estado sobre el individuo. ¿Por qué si nuestra comunidad no es capaz de defender nuestro honor y nuestra libertad individual nuestros derechos como ciudadanos para que necesitamos tal comunidad? ¿Y si nosotros no nos involucramos activamente en su política manifestando nuestro malestar, odio al "establishment" a la casta reinante o inclinaciones de reforma, hacemos uso de nuestra libertad como queremos que sobreviva la misma?
No es menos cierto esta última cuestión que nos lleva a pensar en que el mal que aqueja a nuestros pueblos no es solo el de unos malos gobernantes, cosa ya sabida, si no también el de unos malos gobernados. Unos ciudadanos pusilánimes , que dejan que sus parcelas de elección, su libertad, queden reducidas con una simple queja de salón mientras el sistema y sus naciones se van desmoronando sobre sus cabezas.
Decía Jefferson que el árbol de la libertad debe regarse de vez en cuando con la sangre de los patriotas y de los tiranos. Bajo este prisma nuestro árbol esta moribundo , al borde de su muerte pues no existe ninguna fuerza ciudadana dispuesta a sacrificarse por él al menos hasta el momento. Además esta fuerza de existir es una fuerza madura que no tiene o esta perdiendo la vitalidad de la juventud, su elixir de renovación revolucionaria que hace combustionar de golpe todo lo podrido y determina la innovación política, la reforma.
Hagamos sonar la cadena de la libertad, esa que nos obliga a defenderla para poderla utilizar durante generaciones y legarla a nuestros hijos. Que su tintineo resuene en los oidos de nuestros políticos en sus noches de pesadilla y que queden ahorcados por ella si no dejan gobernar a los mejores de entre nosotros de una vez. Dentro de la esclavitud que supone para el hombre toda cadena, la de una Nación fuerte ,comprometida y justa que es la que nos da la libertad es la menos mala.
O.D.