Mehmed II, el Conquistador
Un hecho que ponía en peligro la precaria paz establecida fue la petición de Constantino XI al Sultán por los pagos que este le prometió para el mantenimiento del príncipe Orhan, que se encontraba bajo su custodia. La respuesta por parte de Mehmed a tamaña impertinencia del emperador fue la dar la orden de comenzar a construir una poderosa fortaleza en el Bósforo, en su lugar más estrecho, llamada hoy Anadolu Hisar. La parte de la costa donde fue construida pertenecía oficialmente a Bizancio, pero Mehmed no dudó en retar al emperador desdeñando pedir autorización para desembarcar allí. El sultán quería cortar las comunicaciones entre el Mar Negro y Constantinopla, impidiendo así que recibiera suministros y avituallamientos. Constantino protestó, pero Mehmed le respondió que pretendía sencillamente garantizar la seguridad del Bósforo por ser él soberano de las dos orillas. Tal declaración de intenciones hizo que Constantinopla se temiera lo peor.Mehmed dio orden de ocupar las plazas bizantinas de Mesembria, Anquialo, Bizo y otras. A fin de debilitar a los eventuales aliados de Constantino y de impedirles acudir en su socorro, ordenó llevar a cabo la misma operación en Albania contra Skanderberg, líder de los albaneses, a quien le fue imposible participar en la batalla de Constantinopla. De esta manera, Mehmed declaró la guerra a Constantino.Por otra parte, el papa Nicolás V (1447-1455) presionaba a Constantino mandando a Constantinopla al cardenal Isidoro de Kiev, con la misión de insistir en que Constantino obligara a su clero a someterse a la Iglesia de Occidente. El 12 de Diciembre de 1452, se celebró un oficio en Santa Sofía, proclamando solemnemente la unión de la Iglesia Oriental con la Iglesia Occidental, en presencia de Constantino XI. Su único resultado fue aumentar la irritación de los adversarios de la unión. Fue entonces cuando el megaduque Lucas Notaras, uno de los más altos dignatarios bizantinos, pronunció la famosa frase: “Antes el turbante de los turcos que la mitra de los latinos”.Constantino no podía esperar mucha ayuda de Occidente. Juan Hunyadi se excusó en la situación interna de Hungría y sus acuerdos con Mehmed. En cuanto a los estados italianos, tenían considerables intereses en oriente, con el que realizaban la mayor parte del comercio. Venecia disfrutaba de importantes prerrogativas en Constantinopla y era dueña de un barrio entero en el Cuerno de oro. Génova también tenía, al otro lado del cuerno de oro, el barrio de Galata-Pera, centro comercial y de enlace con sus enclaves del mar negro. Sin embargo, ambas tenían en mayor interés llevarse bien con el turco, la nueva potencia con la que indudablemente habría que contar un día en Oriente. Tras muchos meses de debates, Venecia, La Serenísima, decidió enviar diez galeras al mando del capitán Jacobo Loredan, pero jamás llegaron jamás a Constantinopla. Junto con los navíos enviados por el Papa, se utilizaron para proteger las posesiones venecianas en el mar Egeo después del hundimiento de Bizancio. En Génova, los consejeros de la república decidieron enviar tropas para defender Galata-Pera y escribir al rey de Francia y a los demás príncipes cristianos pidiendo que acudieran en socorro de Constantino. Tampoco los príncipes ortodoxos podían prestar auxilio. El Gran Príncipe de Rusia, Basilio II (1425-1462), se hallaba demasiado lejos y tenía que solucionar múltiples conflictos en su país; los llamamientos que se le hicieron fueron inútiles. Además, Rusia estaba muy ofendida por la proclamación de la unión de las dos Iglesias. En Albania, Skanderberg seguía siendo una espina para Mehmed, pero no tenía buenas relaciones con los venecianos.