La caída de las ventas de libros

Publicado el 06 diciembre 2013 por Rusta @RustaDevoradora

En los últimos años se ha hablado mucho de la caída de las ventas de libros en España causada por la crisis económica. En este artículo de El País, publicado en octubre de 2013 a partir de datos del informe presentado por la Federación de Gremios de Editores de España sobre el año 2012, se explica que la facturación de 2012 fue de un 10,9% menos que el año anterior y se ha producido una disminución total del 28,5% desde 2008. Son cifras preocupantes para el sector, no solo por las pérdidas económicas en sí sino por lo que pueden conllevar a corto plazo: reducción de la variedad de títulos publicados, cierre de las editoriales más pequeñas y vulnerables, autores por los que se deja de apostar porque sus ventas han descendido, etc.En el citado artículo también se hace referencia a la pérdida de valor social del libro y algunos profesionales critican la falta de apoyo del gobierno para el fomento de la lectura. Comparto estas apreciaciones, pero la reacción ante esta situación no debería limitarse a quejarse y pedir ayudas (por mucho que para algunos temas serían fundamentales, como la reducción del IVA del e-book o el aumento del presupuesto de las bibliotecas públicas), sino en buscar otros caminos para atraer al lector. Desde una editorial tal vez no se puede convencer a un no-lector para que compre un libro; no obstante, sí que se puede intentar persuadir a un lector para que elija su libro, y esto se consigue con ediciones cuidadas (un buen lector nota la diferencia) y un trabajo mejor en la promoción (un libro que su lector potencial no llega a conocer está condenado al fracaso). Sé que en la práctica no resulta tan fácil como lo expongo, porque hay campañas de difusión fantásticas que no funcionan, pero lo que quiero transmitir es la idea: aprovechar la disminución de los recursos para mejorar las vías para acercar el libro a su lector, moverse más, adaptarse a las circunstancias. En definitiva, conseguir que la crisis sea un estímulo para trabajar más en aquello que antes quizá se descuidaba porque se tenía la tranquilidad de llegar a un cierto número de ventas.En ningún momento me he referido al precio del libro porque no creo que ese sea el problema principal, prueba de ello se encuentra en el hecho de que la oferta más afectada por la caída de ventas es la del libro de bolsillo. Como ya he explicado alguna vez, el libro se vende a un precio adecuado para compensar todos los gastos que conlleva; no se puede ofrecer una edición cuidada sin esos costes. Si comparamos el precio del libro con el de otros objetos de consumo y pensamos en las horas de entretenimiento que proporciona (por no hablar de su valor intrínseco como obra literaria), se puede comprobar que sale más barato que muchos otros productos y actividades de ocio. Tampoco creo que la culpa sea de la piratería, por los motivos que ya he comentado en otros artículos: el libro electrónico aún no está asentado en España, no todo lo que se descarga se compraría, etc. Estoy firmemente en contra de las descargas ilegales, pero no se puede reducir un problema complejo a esto.Desde mi punto de vista, la caída de las ventas se debe a una cuestión de prioridades: una persona que dispone de menos recursos prefiere dejar de comprar libros (y de ir al cine, y de darse caprichos) antes que reducir el presupuesto dedicado a las necesidades básicas (alimentación, hogar, sanidad). Sé que el argumento es simple y manido, pero en este caso me parece una justificación coherente. Además, adquirir menos libros no significa renunciar a la lectura ni menospreciar su valor (sería interesante saber cuántas personas han dejado de comprar para ir más a la biblioteca). De todas formas, yo me incluyo en ese grupo que, pese a las dificultades, hace un esfuerzo para seguir comprando libros porque sería incapaz de renunciar a mi biblioteca personal.