'La caída de los dioses' versión teatral de Tomaz Pandur en las Naves del Español del Matadero

Publicado el 08 septiembre 2011 por Carol

Que La caída de los dioses de Visconti es una magnífica película, que recomiendo sin reservas a todo aquel que no la haya visto aún, es incuestionable. Que la versión teatral que hace de ella Tomaz Pandur en las Naves del Español del Matadero, es una burda sombra de aquella, es solo una opinión personal, ya que no soy para nada una experta en el tema, pero os invito a leer la magnífica crítica que hace Antonio Castro para Madrid Diario con el que comparto al cien por cien su opinión, para que veáis que no se trata solo de una opinión subjetiva. La obra tiene más fallos que virtudes, así que comencemos con estas últimas. La obra, un supuesto homenaje a la película de Visconti, narra el declive de una familia aristocrática alemana, propietaria de una acería, durante los inicios del tercer Reich. Se trata de los Von Essenbeck, quienes se ven divididos por el dinero, el poder, y la posibilidad de ascender gracias a Hitler. Lo mejor de la obra es su magnífica escenografía, una cinta deslizante va introduciendo en escena mesas y demás elementos de atrezzo, mientras que un enorme espejo móvil nos muestra desde el techo otra perspectiva de los actores y el escenario. Además, al fondo, una pantalla proyecta distintas imágenes, entre ellas, algunas reales de la época, con las juventudes hitlerianas, el pueblo aclamando a Hitler o los nazis durante los discursos y desfiles. El vestuario está realmente cuidado, especialmente los preciosos trajes y vestidos que luce Belén Rueda.

Pero hasta aquí llega lo bueno. Y es que una escenografía perfecta no es suficiente, ya que el alma de una obra son los actores, y en este caso no llegan ni al aprobado justo. Normalmente huyo como de la peste de los actores televisivos famosos que desembarcan en el teatro con el fin de dar más prestigio a sus carreras. Normalmente, suelen ser obras más caras por tener a estas estrellas y de mucha menor calidad que aquellas en las que hay verdaderos actores teatrales curtidos en las tablas. Cabe destacar que las dos estrellas de la obra, Belén Rueda y el televisivo Pablo Rivero de la serie Cuéntame, dejan bastante que desear. En general, no se entiende a los actores, apenas vocalizan y sobreactúan de una manera desmedida, con gritos e interrupciones que hacen que aún se entienda menos lo que dicen. La música, repetitiva y machacona del piano en directo en medio de sus diálogos, ahoga totalmente las corversaciones. Peor nota aún le pondría a Pablo Rivero, ya que su papel, el del joven Martin, depravado y pedófilo en el film, se queda aquí en mero niño mimado meloso, perdiendo toda la fuerza y el terror que debería transmitir el personaje. Nur Levi o Francisco Boira están correctos pero totalmente fríos, no transmiten nada. Se salvan Manuel de Blas y Emilio Gavira, sin duda los mejores de la obra, aunque el personaje de Gavira, como apuntador que interrumpe de vez en cuando la obra como si se tratara de un ensayo, o que improvisa canciones, no me ha acabado de convencer, y no entiendo muy bien qué pinta en todo esto. Por no hablar de que la estrategia de cortar una obra con el supuesto de que se trata de un ensayo y hacerla así más real, es un recurso demasiado utilizado ya y que no suele funcionar bien. En este caso, lo único que consigue es que perdamos el hilo de la acción y que la obra pierda verosimilitud. 
Pero el gran fallo el montaje es que el que no haya visto la película no se va a enterar de nada, se dan tantas cosas por supuesto, y se eliminan o minimizan tantas escenas que es imposible seguir la obra sin conocer previamente la historia. Os dejo arriba un fragmento de la película para que veáis que no hay color entre ella y la obra (solo la he encontrado en italiano pero creo que se entiende bastante bien). Hay momentos además en los que uno no sabe si reír, llorar o directamente morirse de la vergüenza ajena, como el inicio con Pablo Rivero travestido de mujer, contorsionándose sobre la mesa, pero al que se le ha eliminado la actuación de la película o sus relaciones muy reveladoras con sus pequeñas primas, con lo que pierde todo el sentido el hecho de que se vista provocadoramente de mujer. Tampoco se sabe muy bien qué hace Belén Rueda machacando repollos con un cuchillo, si acaso la tensión constante de ver si se rebana una mano, o la escena en calzoncillos de la que tardé un rato en darme cuenta que trataba de emular la noche de los cuchillos largos. Teniendo en cuenta que no es una obra barata (22 euros), es una pena que el esfuerzo de esta obra se haya quedado en lo superficial, en lo más visual, dejando totalmente de lado lo que debería ser lo más importante en una obra: el trabajo actoral y la obra en si.De todos modos, si os animáis a verla, la obra estará en cartel hasta el 23 de octubre en la sala 1 de la Naves del Español en el Matadero (Paseo de la Chopera, 14 Metro Legazpi), de martes a domingo a las 20.30 horas.
** En Madrid nos vamos de puente este fin de semana, así que el ritmo de publicación ha sido un poco diferente esta semana. Además, estoy pensando en hacer algunos cambios en el blog que irán llegando poco a poco. Así que, feliz puente a los que lo tengáis y feliz fin de semana al resto.