La caja de fuego. 1 día de retorno

Por Marikaheiki

Dime tres adjetivos que te definan ahora mismo, pide A. Me acompaña al aeropuerto. Empezamos y terminamos un viaje de la mano.

Y son estos:

Panic attack. El vértigo de primeras veces.

Completitud. Feliz alegría: de volver, de cada persona cruzada (las huellas), de todo lo vivido. De la nueva aventura que comienza y de la que aún no conozco nada.

Profundo agradecimiento en espiral. Nos hemos dado. De todo y completamente. Aún no las palabras suficientes. Vendrán.

Después de su toma de ayahuasca, Mati nos contó que hay un lugar en el universo de lo no visible donde se puede almacenar el amor que nos sobra. Es una especie de caja de fuego. Cada vez que sentimos mucho amor, tanto que es inabarcable y nos rebosa, destinamos la parte sobrante a este lugar para que no se diluya y se pierda. Así el universo puede nutrirse de él y puede hacerlo fluir hacia los cuerpos que aún necesitan un poco más de amor elástico.

Después de este viaje la caja de fuego donde guardo el amor que me rebosa es tan gigante como el universo entero.

¡Que lo sintáis!

Yo en un lugar azul diciendo hasta mañana.

Los adioses sobran.