La calculadora de Philipp Matthaüs Hahn en Albstadt

Por Angelrequena

Leibniz dedicó mucho tiempo a perfeccionar y hacer operativa su multiplicadora mecánica: no es digno de hombres notables perder su tiempo en un trabajo de esclavos, el cálculo, que podría confiarse a cualquiera con ayuda de una máquina. En el tercer centenario de su muerte conviene tener presente que aunque la multiplicadora haya quedado obsoleta por el ordenador, fue también Leibniz quien dio vida al sistema binario que usa la computadora electrónica.

El gran filósofo matemático no consigue hacer un diseño del todo fiable pese a sus éxitos iniciales: el cilindro que lleva su nombre, un tambor en hélice con el después se fabricaron las siguientes generaciones de máquinas. Habría que esperar hasta mediados del siglo XIX para la fabricación industrial de la propuesta de Leibniz: el aritmómetro de Colmar.

Un eslabón interesante en el camino del cálculo mecánico son las maquinas de Philipp Matthaüs Hahn, un pastor protestante, inventor y relojero, del que se sabe salieron varias maquinas cilíndricas.

La iglesia regentada por el inventor en Onstemettingen, una pedanía de Albstadt, es hoy un bonito museo que muestra una réplica de la calculadora, varios relojes de la fábrica familiar de los Hahn y una extensa colección de objetos de la fábrica de balanzas Sauter.

Antes de llegar a la iglesia-museo, en la placita inferior, encontraremos un reloj solar de homenaje a Philipp Matthaüs con otro de sus inventos: un reloj con corrector de la ecuación del tiempo.