Mientras se oían las voces optimistas de políticos sobre el inicio de la recuperación económica en Europa, explotó la crisis griega y nos volvía a recordar la cruda realidad que se desvela en el informe “OECD Employment Outlook 2015” (Prospectiva del Empleo 2015 de la OCDE). Marianna Georgallis nos recuerda lo que se ha dicho en numerosos discursos políticos de los años pasados, que Europa está sufriendo una crisis social, y aclara: “Las tasas de desempleo dan la primera indicación de ello: Mientras la tasa de desempleo ha caído por debajo del 6% en los EEUU y se sitúa por debajo del 4% en Japón y Corea, en el área del euro la tasa de desempleo sigue estando más alta que el 11%. Está claro que Europa sigue caminando detrás del resto del mundo en lo que se refiere al empleo. Estas estadísticas son aún más altas y más escandalosas cuando se trata específicamente de los jóvenes. La parte que corresponde a los jóvenes que no están empleados, ni están en la educación ni en la formación, los llamados NINIs, ha llegado a un número asombroso de 40 millones en los países de la OCDE – y 27 millones de estos NINIs están ‘fuero del radar’ – una masa de jóvenes desaparecidos que no está registrada en ningún lado.” Y sigue: “Los efectos duraderos de esto son un serio motivo de preocupación. Más de uno de cada tres en la OCDE que buscan trabajo, están fuera del mundo laboral desde hace 12 o más meses. El desempleo de larga duración tiene serias consecuencias, que van desde un deterioro de las aptitudes y la falta de confianza hasta que pueden conducir a problemas de salud mental y a un impacto en la economía por la inactividad y los costos para procurar el bienestar, tales como los subsidios al desempleo. Sin embargo, la nueva revelación de la Prospectiva del Empleo de este año es que las prospectivas a largo plazo de una carrera vienen determinadas en gran medida en los diez primeros años de la vida laboral. Largas temporadas de desempleo pueden tener una influencia en términos de remuneración durante tiempo en la carrera de una persona – lo que significa que la movilidad hacía remuneraciones más altas puede verse reducida cuando como persona joven se ha estado sin empleo durante un largo periodo. Esto a su vez crea una desigualdad de ingresos e impacta en el crecimiento económico, entre otros, y perpetúa una menor inversión y un menor producto agregado.”
“El empleo de calidad es un derecho, incrustado en varios marcos legales universales”, dice Marianna Georgallis, “Desgraciadamente esto ha sido ignorado por demasiados gobiernos y líderes de la UE; centrarse en la calidad del empleo es percibido como un lastre para la creación de empleo. Sin embargo la Prospectiva del Empleo lo desaprueba, mostrando que los países de la OCDE que funcionan mejor en términos de tasas de empleo son también los que tienen el nivel más alto de calidad del empleo. Es por lo que el mensaje claro de la Prospectiva es que los gobiernos deben tomar acción para promover un crecimiento mayor de empleo, implementando medidas directas para mejorar el acceso de los trabajadores a empleos de calidad más productivos y gratificantes.”
“El Foro Europeo de la Juventud ve en el nuevo Plan de Inversión para Europa una oportunidad para hacerlo. Si el enfoque está en la inversión en la creación de empleo de calidad, en particular en sectores emergentes con un gran potencial, tales como la economía verde y las TIC, hay aún una esperanza que la crisis social, sufrida en Grecia pero también de forma general, pueda empezar a verse revertida. Los gobiernos deben cumplir su obligación de asegurar que todos los jóvenes sean capaces de acceder a sus derechos sociales y económicos, con el fin de conseguir su independencia y autonomía, y así contribuir a una sociedad sana e incluyente en Europa y en el mundo”, concluye Marianna Georgallis. La pelota está en el tejado de los gobiernos –fara facilitar y promover, y sobre todo no estorbar con trabas burocráticas paralizantes y estériles- pero también en el tejado del mundo empresarial, que debe estimular la iniciativa y el emprendimiento tanto de los ejecutivos como de los empleados. Hay que tener la voluntad, la capacidad, y la habilidad de pasar de los enfrentamientos laborales a la colaboración. Hay que procurar que cada uno se sienta importante y a gusto en la empresa. Que el trabajador esté orgulloso de formar parte de ella. Que siente que la empresa le da algo más que un empleo: la satisfacción profesional y personal.
También es verdad que no se puede pedir a un trabajador joven sentirse integrado en o identificado con su empresa, si en ella existen unos desequilibrios salariales exorbitados que nunca antes se habían conocido. En la empresa cada puesto de trabajo es necesario (o debería serlo) y si falla uno, la cadena se rompe. La calidad del empleo, si el empleado cumple con ella, debe reflejarse también en su remuneración.