En el caso de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona se ha plasmado en una reducción de su presupuesto del 26,5% pasando del 34 millones en 2010, a 25 millones en 2011, con la obligación de disminuir su estructura de manera importante (reducción de plantilla de un 40%).
Ante ese nuevo escenario se hace necesario reinventarse o morir. El presidente de la Cambra, Miquel Valls, ha decidido apostar por la primera opción y la entidad catalana acaba de diseñar su modelo de negocio de futuro. Es la primera entidad que lo hace en España avanzándose al resto.
Apuestan por la colaboración público/privada de tal manera que por un lado desarrollarán una serie de convenios con diferentes administraciones públicas, como la Generalitat o el Ayuntamiento de la ciudad condal, para hacerse cargo de una serie de gestiones concretas con el sector empresarial, en defensa de temas de interés público.
Por otro lado, van a desplegar una fuerte actividad privada orientada a ofrecer servicios y centrada principalmente en la ayuda a la creación, expansión, formación e internacionalización de las empresas.
Club Cambra
Una de estas iniciativas es la creación del Club Cambra que ofrecerá a sus 250.000 asociados una serie de servicios y facilidades para generar más negocio y que no marchen.
La pertenencia al Club Cambra será gratuita. También se creará una comunidad virtual y se ofrecerá el acceso a 1.500 cámaras de comercio repartidas por el mundo.
La Cámara espera que con esta nueva iniciativa las empresas asociadas incrementen su vinculación con la entidad y accedan a otros servicios de su portfolio.
En esta línea, también se está llegando a acuerdos con algunas entidades para poner a disposición de los empresarios líneas de financiación. Es el caso de La Caixa que ha abierto una línea de hasta 2.000 millones de euros anuales.
Con este modelo la Cambra pretende marcar el camino de actuación al resto de Cámaras de España.