Cada vez menos, pero en mi fondo de armario siempre aposté todo al negro. Camisetas frikis, cazadoras, incluso gorros y bragas para el frío. Siempre me sentí más cómodo en el Lado Oscuro, e imagino que tendrá que ver mucho con mis aficiones e incluso con mis gustos musicales.
Me miro al espejo, y me doy cuenta de que todo esto –incluido este post– es una soberana tontería. La ropa y los colores que vestimos no son importantes, pero los prejuicios y sobre todo los estereotipos, sí. Nos etiquetan, nos encasillan y nos limitan. El logro absurdo es que hoy me puse una camiseta rosa, sin pensarlo, como tantas otras veces. Y creo que mis pequeños lo ven como es: intrascendente, normal, una soberana tontería. Ellos están ya en otras cuestiones. Les da igual el color. Aunque a Leia le sigue gustando el rosa y tiene mucha ropa de ese color, lo que le importa es combinarlo bien. Y a Luke en el fondo le da igual, siempre que haya dinosaurios.
¡Que la Fuerza os acompañe!
Suscríbete