Como si de una broma de mal gusto se tratara, nuestro presidente ha convocado elecciones para el 20 de Noviembre, aniversario de la muerte de Franco, quizá para recordarnos que hubo épocas peores que la presente. Zapatero ha repetido tantas veces que iba a agotar la legislatura (¿o quizá lo que dijo es que iba a llegar agotado al final de la legislatura), que era lógico, en coherencia con esta desastrosa legislatura, que tuviera que tragarse sus palabras y adelantar las elecciones. Paradójicamente, esta decisión es la que ha suscitado el aplauso más unánime de cuantas ha tomado últimamente.
Ahora el ciudadano se enfrenta a una difícil elección, entre lo malo y lo peor. Por un lado, un Rubalcaba al que se intenta presentar como a un político novedoso, cuando lleva toda la vida ejerciendo tareas de gobierno, proponiendo unas ideas que ya podría haber aplicado en los últimos años, si tan buenas son. A veces me da la impresión (a pesar de que al menos da una imagen de inteligencia que no logro captar en su rival) de que se trata de un hombre cansado al que las circunstancias le han llevado a aceptar un reto casi imposible. Por otro lado, un Rajoy muy confiado en que los graves errores ajenos (que no sus virtudes) le lleven a la Moncloa. Como ciudadano me gustaría saber cuales son las medidas que va a tomar para sacarnos de la crisis económica. Todavía no he escuchado ni leído nada al respecto, más allá de "conseguir la confianza de los mercados" y "estimular la creación de empleo, que es lo que reclaman los españoles." De lo de Camps mejor no hablo, solo diré que en cualquier país civilizado, donde los ciudadanos no estuvieran adormecidos, haría ya tiempo que ese caso habría acabado con toda la cúpula del PP, que en principio trató de ocultar, después negar y finalmente disculpar un grave caso de corrupción política.
En Andalucía lo tenemos peor que en ningún sitio, porque después del verano comenzará una campaña electoral que se antoja interminable. Después de las elecciones generales tendremos, en marzo, las andaluzas, donde se juega la permanencia en el poder de los socialistas después de treinta años. Sería bueno que alguien limpiara debajo de las alfombras, aunque no se si será peor el remedio o la enfermedad, pues un tipo que ha esperado semanas y semanas para presentar a los ciudadanos su abultada declaración de IRPF no me merece la menor confianza.
Un factor sorpresivo en estas elecciones sería que se presentara el movimiento 15-M. Creo que conseguiría una representación bastante digna, aunque deberían preparar un programa coherente y creible a partir de todas las ideas que surgieron en las Asambleas. Y por último, una pregunta que lanzaría a los expertos. ¿Es bueno que un gobierno comience su andadura con unos presupuestos prorrogados del gobierno anterior? Seguro que a los mercados, que son tan picones, no les hace gracia.