Tras el éxito de En el país de la nube blanca, un fenómeno del boca a boca, sin precedentes en lengua española, que ha convertido a Sarah Lark en un Auténtico fenómeno editorial, llega ahora la esperada continuación de esta inolvidable saga familiar, ambientada en el exótico marco de Nueva Zelanda.En La canción de los maoríes, las primas Elaine y Kura forjarán su propio destino entre las raíces inglesas y la llamada del pueblo maorí. En tiempos convulsos, vivirán los vaivenes de una tierra comparada con el paraíso a la que llegan misteriosos desconocidos decididos a quedarse.Los lectores se rinden a Sarah Lark: «Una gran historia», «Adictiva », «Apasionante de principio a fi n», «Fantástica», «Una saga como las de antes», «Impresionante», «Un viaje inolvidable y emocionante», «Atrapa desde la primera página», «Un libro precioso», «Excelente visión de la diferencia de culturas», «Cien por cien recomendable.»
Desde que comencé la lectura entré en estado de Shock ¿Cuántos años habían pasado? ¿Quince, dieciocho, veinte? Me encontré con unos nuevos protagonistas, tan diferentes de los anteriores, pero pese a lo dicho, a la vez tan iguales. Jóvenes que querían comerse el mundo, pero que, tristemente, se iban a dar de bruces con la dura realidad.
Las nietas de Helen y Gwyn, eran de armas tomar. Guapas, listas, vivaces, y dispuestas a comerse el mundo. Una fría y otra cálida. Una calculadora y egocéntrica, otra cariñosa y afable. Agua y aceite. Unidas por el ínfimo vínculo de consanguinidad que puede unir a dos primas lejanas, pero con la desconfianza y maldad de dos mujeres que se pelean por los afectos de un mismo hombre. Elaine y Kura se envidiaban, se repelían y odiaban, pero el destino es caprichoso, y aunque ambas se esforzaran por escoger caminos opuestos, se encontraban en cada cruce de caminos.
Fue imposible no decantarse por una protagonista. Estaba cantado que Elaine como la joven más desamparada iba a conquistar todos los afectos de los lectores, mientras que Kura con su arrogancia innata era el personaje al que tendríamos que detestar. Así fue, abanderé la causa de Elaine, aunque me fue imposible odiar a Kura a lo largo de toda esta canción de maoríes. De la misma forma que ocurrió en la primera historia, nuestras protagonistas, antes de encontrar la paz en sus vidas, amor, felicidad y la madurez, tuvieron que soportar las peores torturas, tragarse las lágrimas y seguir adelante.
Pese a las partes duras, Sarah Lark consigue sacarnos una sonrisa en más de una ocasión, con William y sus máquinas de coser, o durante el extraño cortejo de Elaine y Tim. Además, siempre es un placer reencontrarnos con personajes que nos cautivaron, así que reunirme con Gwyn y James, o con Helen, fue toda una alegría y satisfacción (así como comprobar que mi James no había perdido ni una pizca de su encanto, salero y pasión con los años)
Una canción que habla de la historia de dos pueblos que luchan una guerra sin armas, y cuya paz se encuentra en las manos de dos jóvenes, Elaine y Kura, que sólo sueñan con triunfar o encontrar el amor. El camino será duro, pero de antemano les digo, que habrá merecido la pena.