Fernando Herráiz Sánchez.
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Introducción.
El 7 de noviembre de 1826 un gran temporal arrasó la isla de Tenerife. La devastación afectó a toda la isla, golpeando con especial crudeza la zona norte comprendida entre La Orotava y San Juan de la Rambla. Casas, corrales, huertas, caminos y ganados fueron arrastrados por las aguas. Se contabilizaron unos 700 muertos, en lo que sin duda ha sido la mayor catástrofe natural ocurrida en la isla de Tenerife en tiempos posteriores a la conquista.
En el lugar de Candelaria, el castillete defensivo levantado en el siglo XVIII fue
literalmente arrancado de sus cimientos y empujado hacia el mar, donde desapareció junto a la familia del sargento que lo custodiaba. A poca distancia de allí, en la desembocadura del barranco, estaba el convento de los dominicos donde se guardaba la Santa Imagen de la virgen de Candelaria... seguir leyendo