De lo básico a lo complejo, es el camino más lógico que la mayoría se traza e intenta llevar para lograr un aprendizaje, para obtener una capacidad. Efectivamente ese es el que estoy programando, esta vez materializado con la lectura de un texto que expone una serie de evidencias producto de investigadores interesados por el aprendizaje. La Capacidad de Aprender, La adquisición y Desarrollo de habilidades es el texto mencionado, de éste extraigo insumos básicos que me fundamentan sobre las formas como las personas adquirimos las habilidades, es un texto que no se encasilla en discusiones conceptuales, en cambio, lo que contiene son evidencias prácticas como sustento, las investigaciones que de alguna forma constituyen lo que hoy estoy empezando a entender como "aprender".
Como en casi todo lo que tiene que ver con educación, surgen preguntas esenciales a las cuales no se les puede dar una respuesta inmediata, pero sí existen herramientas que permiten concluir que el aprendizaje se da en la medida en que exista un proceso mental activo, y en medio de éste proceso la importancia de establecer relaciones significativas y el complemento tan importante que cumple la repetición en el aprendizaje para el perfeccionamiento de una habilidad. Dicho proceso mental activo lo que indica es que para un aprendizaje más eficiente se hace necesaria la relación entre el contenido (lo que se debe aprender), la forma cómo se presenta éste y la interacción del aprendiz en medio de todo, por ejemplo, el mero ejercicio de leer como acto regularmente pasivo se hace mucho más eficiente cuando quien lee se da a la tarea de tomar notas, subrayar, comparar etc. No es la lectura la actividad que permite el aprendizaje, es la interacción, la actividad alrededor de la lectura la que permite establecer las mencionadas "relaciones significativas" entre lo que ya se conoce y lo que apenas se está revelando.
Entre tantas cosas, otro llamado de atención al que acudí es a la idea de que las capacidades gozan de cierto estado de independencia, señala el autor Michael J. A. Howe que hay pruebas donde se sustenta la ausencia de relación entre el nivel de inteligencia general de una persona y algunas capacidades específicas, es decir, la relación entre el coeficiente intelectual de una persona y su buen desempeño en algunas tareas específicas no es necesariamente proporcional, pues, alguien con capacidades mentales limitadas puede desarrollar alguna actividad mejor que cualquier otra persona en el mundo (casos de autismo, por ejemplo).
Aquí dejo abierta una pregunta que es preocupación y cuya respuesta cuenta con una actualización constante, pero que sin la preocupación por resolverla no tendría sentido la educación y quizá muchas otras cosas perderían sentido humanamente hablando. La pregunta es sencilla y transversaliza toda esta publicación: ¿Cómo aprenden las personas?. Empieza el viaje...