Revista Opinión

La Cara del Indio en Mérida-Venezuela: ¿cultura milenaria?

Publicado el 19 febrero 2018 por Carlosgu82

La Cara del Indio en Mérida-Venezuela: ¿cultura milenaria?

La ciudad de Mérida, en Venezuela, está rodeada por el Norte y por el Sur de dos cadenas montañosas, murallas de más de 2 mil metros sobre el nivel del mar. En una de ellas se observa claramente tallado un gigantesco rostro humano que mira al cielo… ¿Tallado?

Si le preguntamos a cualquier persona, ya sea nativa de Mérida o visitante, que haya visto la llamada Cara del Indio, por lo general nos describirá la silueta o perfil de un rostro acostado, mirando al cielo. Es muy conocida como formación natural. Y cualquiera dirá: “Bueno, es que toda montaña puede darnos esa idea”. Eso es cierto.

La diferencia con la Cara del Indio es  -y muy pocos lo han observado-  que si la miramos bien, si la detallamos, veremos que no es simplemente una silueta o perfil caprichoso de los picachos. La Cara del Indio en Mérida tiene ojos, nariz, boca y hasta adornos en la cabeza.

¿Cómo es esto posible? ¿Una civilización anterior a la nuestra y con una tecnología altamente avanzada… pudo haberla erigido?

Científicos de diferentes disciplinas, antropólogos, arqueólogos y geólogos sonreirían ante esta tesis que no tiene argumentos serios. Pero… detengámonos un momento y juguemos a especular. Para ello tomemos en cuenta ciertos números.

Hace aproximadamente 4 mil millones de años que nuestro planeta es apto para la vida. Según los mismos expertos, la vida celular se manifestó varias veces y varias veces, sin razón aparente, desapareció. Esta última tanda de vida que conocemos brotó espontáneamente hace 500 millones de años. En ese lapso, pasamos de ser células a humanos civilizados. Eso es mucho tiempo.

Ahora, observemos al homo sapiens, el humano tal como es ahora. Sobre este planeta tenemos, como mínimo aceptado por la ciencia antropológica, aproximadamente unos 200 mil años. Este humano era exactamente con las mismas características físicas e intelectuales del humano de apartamento y vehículo. El mismo que construye edificios, satélites y fármacos, máquinas industriales y tecnología digital.

Esta civilización que conocemos se inició desde cero hasta la más alta tecnología que conocemos (y la que está en desarrollo), en sólo 10 mil años. Durante este tiempo pasamos de la llamada revolución agrícola –dejamos de ser nómadas y pasamos a ser sedentarios y a dedicarnos a la siembra- a la tecnología satelital y a viajes espaciales. Con estos datos, pensemos un poco: ¿será posible que, durante 190 mil años, el homo sapiens, con las mismas capacidades intelectuales del hombre de hoy, haya permanecido nómada, cazador y recolector, viviendo de la manera más primitiva en cuevas? ¿Durante 190.000 años no hizo absolutamente nada? ¿No fue capaz de inventarse ni una simple rueda? ¿Es esto posible?

No sólo es posible, sino que también lo es el hecho de que no haya sido sólo una vez. De hecho, matemáticamente hablando  -y tomando en cuenta que nos referimos al mismo humano, con las mismas capacidades-  es absolutamente posible que, durante este tiempo se hayan desarrollado al menos 20 civilizaciones parecidas a la que tenemos hoy día, varias de ellas quizás mucho más avanzada tecnológicamente.

Podría ser simple imaginación porque no tenemos aún la evidencia. ¿No la tenemos? Probablemente esa evidencia esté delante de nuestras narices y nuestra mente se niega a tomarla como tal.

Como se puede observar, no hace falta tener una imaginación muy desarrollada para identificar en esta formación rocosa algo más que un capricho de la erosión natural. Aunque esto último también es posible. Y, si nos tomamos el trabajo que encontrar rostros en todas las montañas, seguro los encontraremos.

La invitación al lector es la de tomar en consideración que tanto el tiempo para que se desarrollara una anterior civilización altamente desarrollada, como la capacidad intelectual del humano, estuvieron presentes. Entonces… ¿por qué no?


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