Esta gruesa capa de hielo ha envuelto literalmente farolas, vallas, contenedores, raíces de árboles etc., creando figuras tan surrealistas como extrañas en el borde del embalse.
Aprovechando la aparición del sol y una subida de temperaturas cientos de madrileños han decidido acercarse a contemplar e inmortalizar la formación de estas curiosas
formascreadas por el viento de más de 100 kilómetros hora que provocaban olas muy altas que se congelaban al chocar con cualquier cosa sólida.Incluso las aves hacen un alto en el camino para observar el espectáculo