Los primeros 20 minutos el cada vez más interesante director colombiano Andy Baiz hace una decorosa película de suspenso muy estereotipada pero de excelente factura. Luego el elemento sorpresa en el que la casa se hace protagonista transforma a este thriller correcto en un maremagnum de hechos sorprendentes en el que los espectadores asistimos a dos versiones de un mismo suceso con humor, sarcasmo e ingenio.
El triángulo amoroso es estéticamente perfecto, pero desigual en el resultado. Cuando la española Clara Lago sale a escena se come la pantalla y evidencia la limitada capacidad actoral de la sensual y anoréxicamente bella Martina García, mientras el protagonista masculino sube y baja en su rol no tan creíble de un promisorio joven director de orquesta.
La solitaria mesera Fabiana (Martina García) quien vive un romance clandestino con el protagonista mientras pasa unos días asustada en esta imponente casa que guarda entre sus paredes un secreto sorprendente, en medio de una hermosamente fotografiada sabana de Bogotá; nos remite de inmediato por muchas de las cosas que pasan: ruidos, presencias fantasmales, escenas miedosas en el baño, a esa historia de Robert Zemekis protagonizada por Michelle Pfeiffer "Lo que yace abajo", mientras la Pfeiffer nos lleva con su actuación al terror absoluto, la García no convence, restándole fuerza a lo que pretende el relato: prepararnos para una nueva realidad en la que nada es lo que parece ser.
La máxima "Ojos que no ven, corazón que no siente" es cruelmente derrumbada mientras los espejos y las ventanas son los ojos develadores de los secretos de quienes intantan ocultar quienes verdaderamente son. ¿El resultado? Un intersante film que se deja ver por entretenido y sorprendente en muchos de sus momentos.
Creo que le quedaron faltando unos diez minutos para una mejor resolución que la planteada al final.
Andy Baiz dirige también la muy buena adaptación de la novela de Mario Mendoza "Satanás", que recrea los hechos que llevaron a la masacre del restaurante Pozzeto en Bogotá en los años 80, por parte de un ex combatiente de Vietnam llamado Campo Elías Delgado, y protagonizada por el mexicano Damián Alcázar, y las colombianas Marcela Mar y Martina García.