La carcel del cuerpo

Por Mayriel

Hoy necesito compartir algo que he visto en facebook gracia a una amiga que lo compartió. Necesito compartirlo porque a pesar de toda la lucha por la igualdad, a pesar de que en ocasiones se jura y se perjura que lo que vale realmente es como eres como persona, aunque una y mil veces te aseguran que te valoran por lo que eres y no por como eres físicamente, la cruda realidad es que la sociedad sigue valorandote por tu físico….. Siempre hay un pero para admitirte en un trabajo…. demasiado baja, demsiado vieja…. demasiado…. gorda……. Por desgracia es así aunque en la mayoria de las ocasiones decidimos pasar del tema y mirar para otro lado.

En una sociedad donde el culto al cuerpo está a la orden del dia, donde los socios de los gimnasios cuatriplica a los de las bibliotecas seguimos siendo demasiado crueles con aquellos que por la razón que sea , por constitución, genética,  enfermedad, dejadez o simplemente porque les da gana , se salen de los cánones establecidos en cuestión de peso.

La crueldad se agrava cuando va dirigida a niños. En el colegio hubieron niñas de cursos mayores que se metian conmigo, por enclenque, por bajita , por fea , o porque simplemente eran unas pequeñas cabronas , pero nada de lo que me dijeron es comparable con el acoso escolar que hay hoy en dia en colegios e institutos. Es brutal. No creo que de niña fuera capaz de soportar esa presión

A lo que iba, el culto al cuerpo no hace querer estar perfectos, tonificados, musculosos pero sobretodo delgados. Yo creo que el cuerpo perfecto no existe , para nadie, por horas de gimnasio y sacrificios culinarios que tengas , siempre hay defectos y siempre , a nuestros ojos o a los de los demas seremos, demasiado bajos, o gordos o altos o delgados….

Estos defectos se acentúan aun mas cuando el cuerpo es de un niño o de una niña que se está formando…es ahi cuando una sola palabra puede cambiar su vida….

Este es el texto que vi y que me gustaria compartir. El texto venia acompañado de una fotografia desgarradora que tambien comparto

 No hables con tu hija sobre su cuerpo, salvo para enseñarle cómo funciona. No le digas nada si ha perdido peso. No le digas nada si ha subido de peso. Si crees que el cuerpo de tu hija se ve genial, no lo digas. He aquí algunas cosas que puedes decirle en su lugar:
“¡Te ves muy saludable!”, es una muy buena opción.
¿O qué tal: “Te ves muy fuerte”?. O: “Se nota que eres feliz: brillas”. Mejor aún: halaga algo en ella que no tenga nada que ver con su cuerpo.
Tampoco hagas comentarios sobre el cuerpo de otras mujeres. No. Ni uno solo; ni positivo ni negativo. Enséñale a ser amable con los otros, pero también a ser amable consigo misma.
No te atrevas a hablar sobre cuánto odias tu cuerpo frente a tu hija, o a hablar sobre tu nueva dieta. Mejor aún, no hagas dieta frente a tu hija. Compra comida saludable. Prepara comidas saludables. Pero no digas “por ahora no estoy comiendo carbohidratos”. Tu hija no debe de pensar que los carbohidratos son malos, porque sentir vergüenza por lo que comes solo se traduce en sentir vergüenza de ti misma.
Anima a tu hija a correr porque eso la hace sentirse menos estresada. Anímala a subir montañas porque no hay ningún lugar mejor para explorar su espiritualidad que la cima del universo. Anímala a surfear, a escalar paredes o a andar en bicicleta de montaña porque la atemoriza, y eso a veces es algo bueno.
Ayuda a tu hija a amar el fútbol, a remar o el hockey, porque los deportes hacen de ella una mejor líder y una mujer más segura de sí misma. Explícale que no importa qué edad tenga, nunca dejará de necesitar saber jugar bien en equipo. Nunca le hagas jugar o practicar un deporte que no adore por completo.
Demuéstrale que las mujeres no necesitan de un hombre para mover muebles. Enséñale a cocinar. Herédale la receta de tu mamá de ese pastel de café de Navidad. Herédale tu amor por pasar tiempo al aire libre.
Quizá tú y tu hija tengan muslos gruesos o una caja torácica ancha. Es fácil odiar estas partes del cuerpo tan lejos de la talla cero. No lo hagas. Dile a tu hija que, si quiere, con sus piernas puede correr un maratón, y que su tórax no es otra cosa que un buen estuche para cargar unos pulmones fuertes. Puede gritar, puede cantar y puede levantar el mundo, si quiere.
Recuérdale a tu hija que lo mejor que puede hacer con su cuerpo es usarlo para mover su hermosa alma.

(Texto de “Educación Montessori” Vía Noe Alegre)