"La caricia de Tánatos", de María José Moreno: un thriller psicológico para reflexionar. Y mucho

Publicado el 25 noviembre 2015 por Lidiacasado


Título: La caricia de Tánatos
Autora: María José Moreno
Editorial: Versatil
Género: novela negra, thriller psicológico
Páginas: 512
Publicación: 14/9/2015
ISBN: 978-84-943582-6-5

  Una coincidente cadena de sucesos viene a enturbiar la rutinaria y tranquila existencia de la psicoterapeuta Mercedes Lozano. Inquietantes llamadas telefónicas anónimas y cartas; el inicio de una relación afectiva con Miguel Vergara, un psiquiatra que ejerce de médico forense, con una traumática infancia de la que no termina de desprenderse; un complicado tratamiento psicoterápico de una paciente, Marina Daroca, y la aparición en escena de un hombre que solicita su ayuda profesional y cuya mirada «hiela la sangre», ponen su vida boca abajo y la sitúan al borde del precipicio emocional.  Un thriller psicológico que recrea con gran realismo el escabroso viaje de la psicoterapeuta a través de sí misma y de sus pacientes para identificar el tejido del Mal, su origen y la forma de manifestarse a través de sus múltiples máscaras: la manipulación, la perversidad, la culpa autoimpuesta, el maltrato psicológico… poniendo el acento en las vidas de unos personajes marcados por su infancia, mostrándonos el lado más oscuro de sus mentes.
   Sigo a María José Moreno a través de las redes sociales y siempre me ha parecido una escritora con los pies en el suelo. Las dos novelas suyas que he leído hasta el momento (Bajo los tilos y esta) me han demostrado que mi percepción es cierta: es una escritora que ahonda en lo que le ocurre a la gente normal (pero sin olvidar a la gente excepcional, aunque sea en el mal sentido, como es el caso de esta novela), que aborda los pequeños (y grandes, grandísimos) problemas del día a día y que tiene una mirada incisiva y crítica de la realidad pero también compasiva.
   He visto muy bien reflejadas estas impresiones mías en esta novela, primera de una trilogía que pienso devorar en cuanto se vaya completando. Moreno nos va presentando una galería de personajes (unos principales, otros secundarios y otros que forman parte del paisaje propio de una psicoterapeuta y sus casos, aunque profundiza en ellos de manera que no se quedan solo en un mero telón de fondo) humanos tanto en el buen como en el mal sentido, con problemas que cuesta superar pero que tratan de mejorar, de superarse, de salir de ese pozo oscuro en el que están. Por eso digo que la mirada de la autora es crítica pero compasiva: ahonda en la realidad de los malos tratos o la dependencia emocional o el abuso infantil o la psicopatía pero no lo hace con saña o con moralina, sino aunando comprensión y denuncia, por muy rara que parezca la mezcla.
   Si esta mixtura de personajes principales y secundarios, pero con profundidad en el tratamiento de algunos de los secundarios, está bien conseguida (la psicoterapeuta que tiene tantos o más problemas psicológicos que algunos de sus pacientes me parece muy interesante y creíble, aunque pudiera parecer lo contrario), no menos lograda está la estructura de la novela, uno de los elementos narrativos que, para mí, mejora la obra, dándole más profundidad y contribuyendo a mantener y aumentar la intriga. Moreno juega a desordenar la linealidad del tiempo para introducir el libro con un capítulo en primera persona que nos pone alerta sobre lo que va a ocurrir para continuar con el relato puro y duro, que va a desarrollar lo sucedido durante los ocho meses anteriores, satisfaciendo, así, la expectativa y la intriga sembrada en el lector con la introducción.
   Además, mezcla dos narradores en primera persona (correspondientes a los dos personajes antagónicos de la obra, a la protagonista y su némesis) que hablan en dos tiempos verbales diferentes. Mercedes, la psicoterapeuta, nos cuenta la historia (su versión de la historia) en tiempos pasados, lo que potencia el carácter analítico y reflexivo de toda la obra. Marcos, en cambio, utiliza un presente que actualiza lo ocurrido y crea la sensación en el lector, por un lado, de estar viviéndolo con él y, por otro, de que lo que hace Marcos puede ocurrir en cualquier momento, en cualquier lugar, a cualquier persona.
   En este sentido, creo que el esfuerzo de Moreno por ahondar en cuestiones como la dependencia emocional y el maltrato físico y psicológico es más que loable. Toda la carga emocional con la que adereza su obra no la convierte en una novela sensiblera o, como he dicho antes, moralizante, sino que consigue que el lector empatice (con las víctimas pero, en cierto modo, también con el agresor; y que conste que empatizar no es justificar) y, sobre todo, que reflexione sobre lo que se presenta en la novela que, al final, no es sino un reflejo de lo que tristemente vemos en los informativos y en los periódicos con demasiada frecuencia. Y eso pensando que lo que llega a los medios de comunicación es el extremo, el asesinato, no los pequeños actos de violencia (física o psicológica) de cada día.
   Por eso, publico la reseña de esta recomendabilísima novela justo hoy, porque creo que nos advierte sobre los peligros del día a día, sobre los pequeños chantajes, sobre los micromachismos que casi ni detectamos de tan habituados como estamos a verlos. Una buena manera de luchar contra la violencia hacia las mujeres, ya sea física, psicológica o, añado yo, social.
   Moreno aúna, pues, intriga, historia con peso, mensaje e técnicas literarias interesantes para ofrecernos una historia que nos hará vibrar como lectores pero que también nos hará pensar y detectar mejor algunos comportamientos y personalidades tóxicas.
   Nos seguimos leyendo.

Agradezco a la autora y a la editorial el envío de este ejemplar y a Todos somos Alianza el empujón para agilizar su lectura.