La carne

Publicado el 23 noviembre 2016 por Aleon @Aleonpizarro
de Rosa Montero.

Título: La CarneAutora: Rosa MonteroEditorial: Alfaguara, 2016Páginas: 240.
Resumen oficial.
«Al final todo acaba por desembocar en el amor. Y en el daño.»
Una noche de ópera, Soledad contrata a un gigoló para que la acompañe a la función y así poder dar celos a un ex-amante. Pero un suceso violento e imprevisto lo complica todo y marca el inicio de una relación inquietante, volcánica y tal vez peligrosa. Ella tiene sesenta años; el gigoló, treinta y dos.
Desde el humor, pero también desde la rabia y la desesperación de quien se rebela contra los estragos del tiempo, el relato de la vida de Soledad se entreteje con las historias de los escritores malditos de la exposición que está organizando para la Biblioteca Nacional.
La carne es una novela audaz y sorprendente, la más libre y personal de las que ha escrito Rosa Montero.
Impresión personal.
¿Quien no le tiene miedo al paso de los años? Seguramente a esta pregunta sólo responderán con una valiente "yo" personas como mis hijos de apenas veinte años, incapaces de plantearse cuestiones tan complejas como el paso del tiempo, ni el que fue y ya vivieron ni el que les queda. Pero creo que todos de cuarenta hacia arriba alguna vez, y cada vez más a medida que aumenta la cifra de cumpleaños pensamos y notamos en esa "carne" el paso vertiginoso y sin piedad de ese tiempo que se escapa como el agua cuando intentamos beber en nuestras manos. Supongo que de cada uno de nosotros depende como vamos encajando en nuestras vidas ese paso inexorable de los años. Podemos vivirlo con preocupación pero sin ese drama que te aboque a la infelicidad diaria de verte en el espejo, de modo relajado y con la tranquilidad que pone a tu alcance la naturaleza y el devenir de la misma vida, disfrutando de forma intensa cada momento, sin rencores inútiles hacia lo que fuimos y a lo que son los que nos rodean. O podemos, "vivirlo" como la protagonista de La Carne, Soledad, a cuyo nombre se une una vida de soledad forzada y real y de drama diario ante lo inevitable que supone en todo su ser ese paso del tiempo contra el que su supuesta inteligencia no puede luchar y cuando lo intenta sólo consigue caer en la depresión o en el patetismo de muchas acciones de las que realiza.
No sé si me ha parecido más duro el tratamiento de la "soledad" de Soledad o esa rabia manifiesta, tristeza y rendición de la protagonista ante la pruebas que el tiempo va dejando en su cuerpo. Creo que las dos cosas unidas en este libro, soledad y declive físico y mental se unen de forma extrema pero real de tal forma que Rosa Montero dibuja con mucho acierto la situación real de muchas personas que viven en una situación idéntica a la de Soledad. La protagonista no está sola por vocación o elección personal. Lo está porque por diversas circunstancias la vida no le ha permitido llegar a compartir sus ganas de amar con otra u otras personas. Otra tragedia. Querer amar y no poder hacerlo. Querer que te amen y que nadie lo haga. Sola a la fuerza. Mayor sin remedio y sin oportunidad de dar un vuelco a esa situación.
Y para acentuar aún más la situación de Soledad, Rosa Montero nos coloca a su lado a Adam, un scort joven, inteligente, valiente y sin el miedo al tiempo que brinda la juventud pero con las preocupaciones propias de cualquier joven: tener un trabajo, unos ingresos fijos, una lugar donde vivir, ... Me ha encantado ese contraste de edades y de situaciones, reales y marcadas, que denotan el desencuentro inevitable entre generaciones que difícilmente pueden entenderse porque sus tiempos distan muchísimo.
La verdad es que me ha encantado este nuevo libro de Rosa Montero. Como otros que he leído de la autora, aunque la temática sea diferente, te coloca ante una realidad bien dibujada que nos afecta en diferente grado, con un lenguaje que denota perfectamente la rabia y la impotencia de los personajes ante su situación, pero también con una nota de ironía y humor que me ha hecho sonreír en más de una ocasión ante situaciones totalmente reconocibles en tu propia vida.
Yo no me lo perdería.